Dirigentes de las Cuatro Zonas de Juliaca tomaron los exteriores de EPS Seda Juliaca para denunciar el pésimo servicio de agua potable en San Román. La protesta expuso graves irregularidades en la ejecución del proyecto PMRI II componente I, cuya cisterna colapsó generando indignación ciudadana por presunta negligencia funcional de altos funcionarios, así lo señaló el presidente de las Cuatro Zonas, Raúl Canaza Paxi.
Los dirigentes rechazaron firmemente el colapso de la cisterna del proyecto PMRI II componente I, señalando serias irregularidades en su ejecución directa. Antero Pimentel Esquivias cuestionó duramente la calidad de los materiales utilizados y la ausencia de supervisión técnica competente en la obra que comprometió millones de soles.
La protesta demanda la destitución inmediata del gerente general Fredy Carita Faijo por presunta negligencia funcional, designación irregular y grave perjuicio técnico y económico. Los manifestantes consideran que su gestión ha causado daños irreparables tanto a la empresa como a la población juliaqueña que sufre diariamente por el mal servicio.
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Los dirigentes exigen también la separación del ingeniero Richard Fredy Huailla Apaza, jefe de proyectos especiales, responsabilizándolo directamente del colapso de la cisterna. Consideran que su negligencia en la supervisión técnica del proyecto PMRI II componente I generó pérdidas millonarias y afectó gravemente el suministro de agua potable.
La destitución del ingeniero Pedro Cutipa, subgerente de ingeniería, forma parte de las demandas ciudadanas por su presunta responsabilidad en las irregularidades técnicas. Los manifestantes señalan que su gestión permitió el uso de materiales deficientes y la ejecución inadecuada del proyecto que terminó colapsando la infraestructura vital.
Luis Edgar Aguilar Pomari, residente de obra, también es señalado como responsable del colapso por supuesta negligencia en la supervisión directa del proyecto. Los dirigentes consideran que su labor deficiente en campo permitió que se ejecutara una obra de mala calidad que no resistió las condiciones operativas.
La población juliaqueña enfrenta una crisis hídrica con suministro de apenas una hora diaria de agua turbia y amarilla, mientras paga tarifas excesivas. Los ciudadanos rechazan categóricamente cualquier incremento tarifario hasta que se garantice un servicio digno y se sancione a los responsables del colapso de la cisterna millonaria.
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