- Es necesario mejorar la infraestructura que conecte a los productores con los centros de acopio y exportación, promover la formalización con normas claras y prácticas, e incentivar la innovación agrícola
En un contexto de creciente demanda internacional por el cacao cusqueño, la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) advirtió que el sector aún enfrenta importantes desafíos, entre ellos la formalización laboral. Según datos del Ministerio de la Producción (Produce), siete de cada diez agricultores dedicados a este cultivo trabajan en la informalidad.
“Entre 2014 y 2023, solo el 27% del empleo fue formal, mientras que el 73% restante correspondió a trabajo informal. En otras palabras, siete de cada diez trabajadores del rubro laboran sin protección social ni beneficios laborales. Esta alta informalidad tiene efectos directos sobre la productividad y el crecimiento del sector: al no estar registrados formalmente, muchos productores no pueden acceder a programas de asistencia técnica ni a mecanismos de compra pública. Además, las cadenas de valor se vuelven más fragmentadas y menos trazables, lo que dificulta cumplir con los estándares que exigen los mercados internacionales”, explicó Erick Chuquitapa, economista de REDES.
El especialista explicó que, cuando los productores operan fuera del sistema formal, enfrentan mayores costos, menos oportunidades de asociatividad y menor capacidad para responder a la demanda internacional. En consecuencia, la informalidad no solo reduce la productividad individual, sino que impide que el sector consolide un crecimiento sostenido y competitivo.
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A ello se suma que persisten limitaciones estructurales. El presidente del Comité de Café y Cacao de ADEX señaló que la falta de carreteras en zonas productoras clave eleva los costos de transporte y restringe el acceso a los mercados.
Pese a ello, el panorama internacional muestra señales favorables. La creciente demanda de cacao en mercados estratégicos como la Unión Europea abre una oportunidad para consolidar al cacao cusqueño. Este año ya se realizaron los primeros envíos desde Cusco a España y Alemania, y gracias a la apertura de estos nuevos destinos, hasta agosto las exportaciones hacia Europa aumentaron en 132% respecto al mismo periodo del año anterior.
Este dinamismo refleja el interés global por el cacao peruano, pero para aprovecharlo plenamente se requiere mejorar la infraestructura, facilitar la logística y garantizar estándares que aseguren la competitividad frente a otros países productores.
“El cacao cusqueño puede seguir posicionándose en los mercados internacionales si se fortalecen las condiciones que hagan más eficiente su producción y comercialización. Es necesario mejorar la infraestructura que conecte a los productores con los centros de acopio y exportación, promover la formalización con normas claras y prácticas, e incentivar la innovación agrícola. Con un entorno estable y colaborativo, el sector cacaotero podrá consolidarse como un motor económico para la región”, sostuvo Chuquitapa.