Mujeres de zonas interandinas del Perú están sorprendiendo a todos con su capacidad para cultivar fresas a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar, en la zona altitudinal Puna, donde se ubica la provincia de Espinar. Elsa Merma, agricultora de la provincia de Espinar, junto a otras 4 mujeres, se han convertido en pioneras en la producción de fresas en una zona donde la minería es vista como la principal fuente de ingresos económicos.
El proyecto comenzó a principios de la pandemia de COVID-19, pero no tuvieron buenos resultados. El viento rompió las paredes de su fitotoldo y la helada cayó sobre sus plantas que recién estaban en crecimiento y las quemó. Sin embargo, decidieron no rendirse y buscaron alternativas. Encontraron en los invernaderos la posibilidad de diversificar productos y cultivar diferentes productos que requieren calor y mucho cuidado, como zanahorias, lechugas y, ahora, fresas.
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La producción de fresas en el Perú ha venido desarrollándose desde hace varios años gracias a la implementación de invernaderos. Pero estas mujeres han demostrado que incluso en zonas tan altas se pueden cultivar estos frutos. La propuesta surgió de la profunda crisis económica que se vivió en el mundo durante la pandemia. Las familias no tenían posibilidad de sostenerse y buscaron alternativas para diversificar sus productos.
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Dos asociaciones del distrito de Chamaca, provincia de Chumbivilcas: La Asociación de Mujeres Pachamama y la Asociación de Mujeres de Añahuichi, recibieron el apoyo de CooperAcción cuando realizaron la propuesta, así como Elsa y sus compañeras en Espinar. “Cuando llegó la propuesta muchas dudaban, no pensaban que realmente funcionaría, por ahora somos 5 participantes Maximiliana, Esmeralda, Nancy, Yiandira y yo. Había visto la experiencia en unos viajes que hice a Paruro donde vi la producción de compañeros que también habían hecho fresas, luego cuando vine le propuse esa idea a mis compañeras, y el compañero Leopoldo de CooperAcción nos dijo ‘hagámoslo’”, cuenta Elsa sobre cómo nació la idea.
El riego es interdiario y cada miércoles ellas se juntan para cosechar en canastas y llevarlas al mercado para vender. Esto ha significado un aporte muy importante para su familia y para su propia imagen como mujeres, puesto que ahora ellas también contribuyen en el desarrollo de su economía, además del rol que realizan cocinando, lavando y atendiendo a sus hijos.
Ingresos económicos alternativos a la minería
Para la comunidad, esto también ha significado un aporte muy importante, porque en los territorios como Espinar y Chumbivilcas, la minería es vista como fuente principal de ingresos económicos, sin embargo, esta producción representa una forma alternativa para que las familias, y en particular las mujeres, puedan tener formas de ganarse la vida sin contaminar su territorio.
El gran valor y esfuerzo que invirtieron estas mujeres para realizar la producción de fresas en zonas tan altas ha conmovido incluso a sus municipios distritales y locales, quienes se han comprometido a apoyar y fortalecer tales iniciativas. Cuando le preguntamos a Elsa qué se necesita para cosechar fresas, ella responde: “Semillas, productos orgánicos, así como paciencia y mucha dedicación”.