El último sábado 30 de marzo un concurso de bordados agrupó a once artistas de la aguja y el hilo, entre los que persiste una percepción: la reducción de esta actividad manual por la aparición de las máquinas bordadoras.
Rosa Tupiño, bordadora desde hace 25 años, asegura que «el bordado huanca ya está en extinción, porque nos han reemplazado por las máquinas computarizadas, las personas que se dedican al bordado realicen otras actividades económicas siendo así que esta tradición se va perdiendo», lamenta.
El bordado toma los diseños de la naturaleza, el verdor de los campos y los colores de las flores, «como la dalia, que solo florece en esta época de carnavales», dice Rosa, natal de Chongos Bajo.
«Según la información que he recogido esto nace cuando Zenobio Dagha crea el huaylarsh moderno, pues la vestimenta debía diferenciarse del huaylarsh antiguo», cuenta.
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Así surgieron los bordados coloridos aplicados en fustanes, chalecos, talqueados, pañuelos y más. «Antes, los clientes pagaban entre S/ 1800 o S/ 2000, por bordados de 30 centímetros a mano, ahora en el mercado encuentras el mismo pedido por S/ 150, S/ 170″, ya no es rentable.
Por ser más veloces y baratos, los trabajos elaborados por estos aparatos motorizados son preferidos por encima del trabajo a mano de cientos de artesanos del valle del Mantaro.
«De niño aprendí a bordar, con eso me compraba mis útiles escolares, así ayudaba a mis padres e igual mis hermanos», recuerda Luis Soto, padre de familia que ahora realiza esta actividad como pasatiempo.
Luis considera más conveniente adquirir un bordado a mano, porque es más duradero y el matiz es mejor trabajado con hasta once colores; en cambio «si un hilo del bordado a máquina se rompe, todo se corre, se va. Los trabajos a mano son más seguros«, afirma.
«Cuando hay pedidos me dedico a esto, pero en general no hay mucha salida por las máquinas que han salido», cuenta Olga Apolinario, otra de los participantes del concurso organizado por la municipalidad de Huancán.
Para rescatar el arte del bordado a mano, Rosa propone que más municipios se animen a promover actividades en torno a esta actividad, «así como los distritos de Huancayo se organizan para la realización de los concursos de huaylarsh, también deberían hacer concursos de bordado».
Mientras esto ocurre, paulatinamente el bordado huanca, hecho a mano, seguirá siendo relegado por la tecnología.
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