Con corazón peruano y aroma único, el té negro producido en la zona selva de la región de Cusco está mostrando su potencial para convertirse en la próxima bebida estrella. El té es tan bueno que se puede cultivar de muchas maneras. En Perú, por ejemplo, los mejores nacen en valles protegidos por montañas, donde la lluvia es sagrada y el suelo ácido.
En esta línea, La Convención en Cusco, conocida como una de las zonas más importantes para el cultivo del mejor té, es la cuna de esta bebida. En 2023, el Perú fue reconocido por primera vez en la historia en un concurso internacional de tés. Tés del Mundo, organizado en Francia, recibió a la bebida producida en este mágico lugar.
Desde Huayopata en la provincia de La Convención, nuestro país logró cautivar a los paladares más exigentes con el té negro Alfamayo, creado por el productor de té Miguel Ángel Chura, quien atesora el logro como si de un hijo se tratase. Además, al reconocimiento lo acompañó también una medalla de plata al té blanco local de la empresa Machu Picchu Tea Company, y una medalla de oro al té negro del grupo hotelero Inkaterra con su variedad Asanica. Un éxito total.
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Té Negro de Cusco: la estrella del invierno
Si bien estas noticias pueden parecer alentadoras, la realidad es que muy pocos peruanos optan por tomar una taza de té durante su día. Lamentablemente, la mayoría de la gente prefiere apostar por productos importados antes que por productos locales.
«El potencial es latente. La producción local es buenísima, pero mucha gente todavía piensa que el té peruano es malo o no intenta sumergirse en su mundo de color y creatividad», Mariana Mouchard, sommelier y conocedora del té peruano.
Perú produce más de 3.000 toneladas de té al año, pero cada persona local sólo consume 35 tazas al año. En América Latina, el país más famoso por su bebida es nuestro hermano del sur, Chile, con más de 400 tazas por persona al año.
“Es en ese momento que uno se da cuenta del impacto del resto de la cadena. Para hacer té, ya existen hermosos valles y dedicados productores de té. Pero, como sommeliers y catadores, podemos mejorar el producto, elevar los estándares de calidad y llevar el té a más personas», agrega Mouchard.
Brayan Adrián