El sabor del cacao peruano volvió a destacar en Europa. En París, dieciséis marcas nacionales ganaron un total de 21 medallas en un concurso internacional.
La Agencia para la Valorización de Productos Agrícolas (AVPA) organizó el certamen, centrado en chocolates elaborados desde su origen.
Entre las marcas ganadoras destacó Kampaq, un emprendimiento que nació en Quillabamba, Cusco, con apoyo de la Cooperativa Agraria Cafetalera Alto Urubamba.
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Esta marca logró dos medallas gracias a su enfoque en calidad, territorio e identidad.
El trabajo detrás de estos productos involucra a cientos de familias que apuestan por el desarrollo alternativo.
La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) impulsa estos proyectos en zonas antes golpeadas por el narcotráfico.
La premiación incluyó también a productores de Vraem, La Merced, Tarapoto, Tingo María y Puno.
Cada uno ofreció propuestas únicas, con combinaciones que unieron tradición, innovación e ingredientes amazónicos.
Chocolate peruano premiado internacionalmente: el resultado del desarrollo alternativo
Los productos destacaron por su uso de cacao de alto porcentaje mezclado con copoazú, camu camu, ajonjolí o sal de Maras.
Estas mezclas crearon perfiles de sabor únicos, capaces de conquistar paladares exigentes en Europa.
La AVPA valoró especialmente el vínculo entre el origen del cacao y las técnicas de transformación artesanal.
Devida remarcó que cada emprendimiento representa familias que construyen territorios sostenibles y libres de drogas.
El premio reconoce más que calidad: respalda una estrategia económica basada en la paz y la productividad.
Gracias a iniciativas como esta, comunidades rurales transformaron sus territorios en espacios de exportación y orgullo.
La producción de Kampaq y otras marcas muestra cómo el cacao puede cambiar vidas con identidad y sin violencia.
Las medallas validan años de esfuerzo y aprendizaje técnico en comunidades antes olvidadas.
La Cooperativa Alto Urubamba, con sede en Quillabamba, representa un caso exitoso de articulación entre comunidad, empresa y Estado.
Su marca Kampaq reflejó esa alianza en dos productos premiados con sabor y trazabilidad garantizadas.
En esta edición del certamen internacional, el chocolate peruano premiado internacionalmente ocupó un lugar visible y celebrado.
Más allá de París, este logro fortalece el posicionamiento del Perú como origen de chocolates con historia.
El reconocimiento demuestra que el desarrollo alternativo sí funciona cuando prioriza cultura, calidad y territorio.
Este modelo inspira a más regiones a producir con sentido, lejos del narcotráfico y cerca del bienestar.