La crisis del sistema judicial peruano ha llegado a un punto de quiebre y el debate sobre su reforma integral cada vez es mayor. En una reciente entrevista para el espacio Agenda Regional, el polémico exalcalde y ahora candidato a la vicepresidencia por el partido Un Camino Diferente, Arturo Fernández, lanzó una de las banderas más radicales de su plan de gobierno. El líder político sostiene que la única salida real para terminar con la corrupción sistémica es que el pueblo asuma el control absoluto de quiénes imparten justicia en el país. Según sus palabras, el modelo actual donde los magistrados se eligen entre cuatro paredes ha fracasado rotundamente.
La propuesta central de Arturo Fernández se enfoca en la elección de jueces por voto popular, una medida que busca democratizar un sector que el candidato califica como una «mafia organizada». Durante la charla, el aspirante a la vicepresidencia criticó duramente a la Junta Nacional de Justicia y a los mecanismos de selección actuales, alegando que estos solo sirven para proteger a los delincuentes de cuello blanco y perseguir a los políticos que intentan generar cambios reales. Él insiste en que los ciudadanos tienen el derecho y la capacidad de decidir quiénes deben ocupar los cargos en el Poder Judicial y el Ministerio Público, tal como sucede en otros países del mundo.
Justicia en manos del ciudadano
El candidato de Un Camino Diferente argumenta que si un juez sabe que su permanencia en el cargo depende del respaldo ciudadano, su compromiso con la integridad será mucho mayor. En la entrevista, Arturo Fernández puso como ejemplo el sistema judicial de los Estados Unidos, donde en diversos estados la población elige a sus jueces mediante las urnas. Para él, este modelo garantiza una rendición de cuentas que hoy no existe en el Perú. Menciona que los magistrados actuales se sienten intocables porque no responden al soberano, sino a los favores políticos y a las argollas que los colocaron en sus puestos.
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Esta visión implica un cambio constitucional profundo que el partido Un Camino Diferente planea impulsar desde el primer día de una eventual gestión. El candidato asegura que no se trata de una improvisación, sino de devolverle el poder a la gente para que la justicia deje de ser un privilegio de pocos. Aunque reconoce que los postulantes deben cumplir con requisitos técnicos rigurosos y una trayectoria impecable, la última palabra siempre debe ser de los electores. De esta forma, se busca que el juez sea un vecino ejemplar y no un burócrata alejado de la realidad social que vive el ciudadano de a pie en las calles.
El quiebre con el sistema tradicional
La postura de Arturo Fernández no es solo una propuesta técnica, sino también una respuesta personal a los procesos judiciales que enfrentó durante su gestión en Trujillo. Él relata que fue víctima de una persecución sistemática por parte de fiscales y jueces que buscaron sacarlo del camino político mediante suspensiones y sentencias cuestionables. Esta experiencia directa con los tribunales peruanos alimenta su discurso de limpieza total dentro del aparato estatal. El partido Un Camino Diferente se presenta como la alternativa que no tiene miedo de enfrentarse a los grupos de poder que, según el candidato, controlan la justicia a su antojo.
El líder político enfatiza que el voto popular servirá como un filtro natural para separar a los buenos elementos de los corruptos. Si un magistrado libera a un criminal o actúa con parcialidad, el pueblo se encargará de castigarlo en la siguiente elección.
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