La presidenta Dina Boluarte cerró su último Mensaje a la Nación de 28 de julio con un discurso extenso, repleto de cifras y logros oficiales. Sin embargo, entre las líneas de su intervención —escrita con meticulosidad técnica— quedó al descubierto una tendencia recurrente: la postergación de Puno.
El discurso que confirmó la brecha
Mientras Arequipa fue mencionada 25 veces, con proyectos emblemáticos como Majes Siguas II y el aeropuerto internacional, la región altiplánica recibió apenas 13 menciones (seis directas y siete indirectas). Una disparidad que no parece casual, sino más bien un eco de la tensión histórica entre el Ejecutivo y Puno que, en 2022 y 2023, paralizó carreteras en protestas masivas exigiendo la renuncia de Dina Boluarte, cierre del Congreso y convocatoria a nuevas elecciones.
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Puno en el discurso: migajas entre cifras
Un análisis detallado del mensaje presidencial revela que las referencias a Puno se concentraron en infraestructura básica y seguridad, sin el despliegue retórico dedicado a otras regiones. Estas son las menciones clave:
Menciones directas
- Agua y alcantarillado en Juliaca
- Inversión: S/ 1,706 millones.
- Beneficiarios: 370,000 habitantes de Juliaca y San Miguel.
- Reserva Nacional de Tambopata
- Instalación de una base policial y militar contra la minería ilegal. Aunque en realidad la intención es activar el proyecto para la explotación de gas natural.
- Turismo comunitario en los Uros (Lago Titicaca)
- Subsidio de S/ 80,000 para alojamientos de totora.
- Impacto: 28 familias beneficiadas.
- Combate a la minería ilegal en Madre de Dios y Puno
- Pérdidas infligidas al crimen organizado: S/ 33 millones.
- Operativos conjuntos con rondas campesinas y FF.AA.
- Electrificación rural
- Meta: 91% de cobertura al 2026 (Puno incluida).
Menciones indirectas
- Longitudinal de la Sierra (Tramo 4): US$ 1,582 millones (incluye conexiones a Puno).
- Siembra y cosecha de agua: 1,200 qochas en zonas altoandinas (Puno entre las priorizadas).
- Viviendas rurales (Wasiy Mi): 24,000 construidas en zonas altoandinas.
- Ruta turística «Caminos del Papa León XIV»: S/ 550 millones (incluye patrimonio religioso puneño).
- Lucha contra el crimen organizado: 12,000 efectivos desplegados en zonas como Puno.
La cuenta fría: inversión desigual
Aunque el discurso presidencial sumó S/ 4,178 millones en proyectos vinculados a Puno (directos e indirectos), la cifra palidece frente a los S/ 3,500 millones solo en inversión directa para Arequipa, que además incluyó megaproyectos como:
- Majes Siguas II (US$ 1,200 millones).
- Modernización del aeropuerto internacional.
- Expansión del gas natural.
La diferencia no es solo numérica, sino narrativa: Arequipa fue presentada como motor de desarrollo; Puno, como una región a contener —en seguridad y servicios básicos.
¿Castigo político o simple omisión?
El mensaje presidencial evitó cualquier reconocimiento al potencial económico puneño (turismo, ganadería, comercio fronterizo) y ninguneó su conflictividad social, reduciéndola a operativos contra la minería ilegal. Tampoco hubo autocrítica por la represión del 2023, que dejó 22 muertos en Juliaca.
Expertos consultados por ElObjetivo.pe apuntan a dos lecturas:
- Resentimiento por los paros: Boluarte no olvida que Puno fue epicentro de las protestas que exigieron su renuncia.
- Cálculo electoral: Arequipa es un bastión de votos urbanos; Puno, un territorio históricamente contestario.
El silencio que grita
El último discurso de Boluarte terminó sin mencionar las culturas vivas, el folclore o el desarrollo endógeno de Puno —un modelo que apuesta por el potencial interno de una región, usando sus recursos y saberes para impulsar el progreso—, ni hizo referencia a iniciativas que rompan con el asistencialismo. La pregunta persiste: ¿fue un olvido en el discurso o la confirmación de que, para su gobierno, Puno sigue siendo la última rueda del coche?
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