La presidenta Dina Boluarte llega al último año de su gobierno gracias a la protección de los partidos que controlan el Legislativo, mientras que el 94 % de los peruanos la rechaza. Tres profesionales coinciden en que no se puede esperar nada del mensaje por Fiestas Patrias: hablará solo para contentar a quienes la protegen, mientras la gente marchará en Lima y otras regiones en rechazo al régimen.
Por: José Víctor Salcedo Ccama
Dina Boluarte permanece en la presidencia gracias a acuerdos y concesiones con los partidos que dominan el Congreso: Fuerza Popular, Perú Libre, Alianza para el Progreso, Acción Popular, Renovación Popular, Avanza País y Podemos. Organizaciones que se sienten cómodas con Boluarte porque los deja hacer y les cede espacios de poder entregándoles ministerios.
Varias veces la presidenta ha sido blindada, pese a que está siendo investigada por el homicidio de 49 peruanos durante las protestas sociales de 2022 y 2023, por abandonarla presidencia para hacerse retoques en la cara y por haber recibido Rolex y otras joyas del gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, a cambio de supuestos favores políticos y económicos.
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Los congresistas la blindan; ella los recompensa con más presupuesto y promulgando las leyes que han sido cuestionadas por favorecer al crimen y a la corrupción. Y ellos aseguran que trabajan por el país.
Pero fuera del Congreso y de Palacio de Gobierno, la cosa es diferente. Cuando Boluarte sale de esa burbuja de componendas políticas, no hay un solo lugar donde no sea rechazada con abucheos o recibida, a veces, con protestas y a huevazos, palazos y pedradas.
Boluarte, una de las presidentas más impopulares del mundo. Boluarte, con 94 % de desaprobación según las encuestas. Boluarte, rechazada en el país desde Loreto hasta Tacna y desde Piura hasta Puno. Boluarte, que debió suspender muchas veces una actividad o encerrarse con una portátil en un salón o un coliseo en Arequipa, Apurímac, Ayacucho, Moquegua, Cusco, Huancayo e Iquitos.
No solo ella: el Congreso también es rechazado por más de 90 % de peruanos. Algunos congresistas han sentido el rechazo de los ciudadanos. Tal vez por eso muchos ya no llegan a sus regiones durante la semana de representación. No los quieren. O quizá algunos sí, como los mineros ilegales que han sido beneficiados con algunas leyes.
El mensaje
Boluarte dará su tercer mensaje a la nación. Poco, o casi nada, se espera de su discurso. Es posible que, por ese instinto de supervivencia que tan bien ha desarrollado, solo les hable a sus aliados para que no la echen antes de tiempo.
Dice Aarón Medina Cervantes, abogado y exregidor del Cusco, que “su discurso no apuntará al país profundo ni a la población en general, sino a los grupos políticos y económicos que sostienen su permanencia en el poder”.
Coincide Henry Delgado Urrutia, abogado y exprocurador anticorrupción de Cusco, en que Boluarte supeditará su mensaje a lo que quieren los congresistas. A lo sumo, dijo, se espera que garantice las elecciones generales.
De acuerdo con Medina Cervantes, esto vacía de contenido el acto constitucional del mensaje presidencial. “Una presidenta sin legitimidad política se dirigirá a un Congreso sin representatividad ciudadana. Más que un mensaje político, será un ritualismo formal, donde el símbolo republicano se mantendrá, pero su espíritu democrático estará ausente”.
Según Delgado Urrutia y Medina Cervantes, Boluarte resaltará la continuidad y estabilidad del proceso electoral 2026, las cifras macroeconómicas y un listado de obras y proyectos.
De Boluarte, según Medina Cervantes, no se puede esperar un mensaje con liderazgo, capaz de convocar, marcar un rumbo o plantear un horizonte político ante la crisis. Y Delgado Urrutia no cree que el mensaje vaya a diluir la desconfianza e inestabilidad ocasionada por la presidenta, que parecía más preocupada en aumentarse el sueldo que en resolver los problemas que genera, por ejemplo, la minería informal. Que no hace nada contra la impunidad, la inseguridad, la criminalidad y la corrupción, que crecen día a día.
Protestas en Fiestas Patrias
La calle está caliente: desaprueba cada decisión que toman los congresistas y la presidenta. El calor del rechazo se sentirá nuevamente en estas Fiestas Patrias, como ya pasó el año pasado y el anterior a ese.
Cuando Boluarte esté hablando en el Congreso, en las calles de Lima y de regiones —que algunos llaman el interior del país— hablará el pueblo que rechaza a la alianza que gobierna el país.
En Lima, los deudos de las víctimas de 2022 y 2023 harán una marcha fúnebre los días 26, 27 y 28. Delegaciones de Juliaca, Andahuaylas, Ayacucho, Cusco, Arequipa, etc., vestidos de negro, recordarán cómo el gobierno de Boluarte reprimió para quedarse en el sillón de la presidencia. En regiones, las organizaciones sociales locales también harán marchas.
Según Raúl Samillán Sanga, presidente de la Asociación de las Víctimas y Mártires del 9 de Enero, no se espera nada del mensaje de una presidenta “manchada con sangre”. Afirma que no se debe normalizar el silencio ante los asesinados de hace más de dos años y que se debe cuestionar al Estado porque no garantizó una investigación imparcial de los homicidios.
¿Qué se puede esperar de la presidenta en cuanto a los derechos humanos? Nada, responde Helio Cruz Chuchullo, abogado especialista en derechos humanos. Dice que en este gobierno se ha retrocedido en cuanto a derechos con la aprobación de la Ley APCI, que maniata a las organizaciones defensoras de derechos humanos, así como la flexibilización de leyes de acceso a justicia que han contribuido a que no avancen las investigaciones en el caso de las víctimas de las protestas sociales de 2022 y 2023 o han amnistiado a militares y policías sentenciados y procesados por crímenes durante el conflicto armado interno.
Para Cruz Chuchullo, el mensaje del 28 posiblemente sea usado por Boluarte para nuevamente “estigmatizar y criminalizar a quienes protestan en su contra”, mientras que en las calles distintos sectores sociales seguirán expresándole su “repudio”.