Impulsivo, posesivo, con rasgos disociales y peligrosidad media. Así fue descrito en 2018 Henry Manuel Córdova Ambrosio, de 51 años, cuando enfrentaba juicio por haber asesinado un año antes a su primera pareja. Ocho años después, dentro del penal donde cumplía condena, volvió a matar.
Este miércoles, 2 de julio, una mujer de 40 años ingresó al pabellón de mínima seguridad del penal de Satipo, en Río Negro, para visitarlo. Horas después, su cuerpo fue hallado sin vida, tendido en una cama del ambiente número seis. Según informó el Instituto Nacional Penitenciario (Inpe), el propio interno confesó ante el director del penal que la había estrangulado.
Era su nueva pareja. La víctima murió del mismo modo que la anterior: por estrangulamiento.
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El primer crimen lo cometió el 10 de septiembre de 2017, en una vivienda de San Jerónimo de Tunán, en Huancayo. Golpeó a su pareja en el rostro y el cuerpo, la arrastró y la asfixió con una soguilla de nylon mientras ella permanecía arrodillada. Tras los hechos, llamó a la policía y admitió que “se le había pasado la mano”. El informe forense determinó que la víctima, una modesta comerciante, estuvo consciente durante toda la agresión, que intentó defenderse y que murió tras un prolongado sufrimiento físico.

Perfil psicológico
El Poder Judicial consideró que se trató de un feminicidio con extrema crueldad y aplicó la agravante del artículo 108-B del Código Penal. En el juicio oral, el psicólogo forense Carlos Moisés Ávila Benito presentó el Protocolo de Pericia Psicológica N.º 003757–2018–PSC, donde se concluyó que el acusado tenía personalidad histriónica, rasgos disociales, impulsividad y peligrosidad media.
Una expareja relató que lo abandonó por agresiones físicas y amenazas de muerte. Otras testigos recordaron frases suyas como “si no eres de mí, no serás de nadie” o “conmigo no te juegas que algo puede pasarte”.
En abril de 2019, la Sala Superior redujo su pena de 25 años a 18 años y 4 meses de prisión. La sentencia fue firmada por los jueces superiores Marco Antonio Hancco Paredes, Carlos Abraham Carvo Castro y Lilliam Rosalia Tambini Vivas. La condena debía cumplirse hasta enero de 2036.
También se le impuso el pago de una reparación civil de 90 mil soles a favor de los deudos de su primera víctima, monto que debía cubrir con sus bienes libres y propios.
Por disposición del Inpe fue trasladado del penal de Huancayo, donde cumplía su condena, al reclusorio de Río Negro, en Satipo, donde como la vez anterior, a los pocos minutos del crimen lo admitió sin culpa.
En Junín
La región Junín enfrenta esta semana dos hechos graves de violencia contra la mujer. El lunes, un futbolista recibió prisión preventiva por atropellar a su pareja delante de su bebé de un año. Ahora, un nuevo feminicidio se confirma en Satipo.
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