A pesar de las múltiples advertencias del sector privado, el Ministerio de Cultura decidió mantener desde agosto la venta presencial de 1,000 entradas diarias a Machu Picchu, una medida que ha generado amplio rechazo por parte de operadores turísticos, empresarios y autoridades regionales por el caos e informalidad perenne en este destino turístico.
El Gobernador Regional de Cusco ha exigido la transferencia inmediata del control del santuario, mientras que gremios turísticos han manifestado su preocupación por el deterioro de la imagen internacional de la Maravilla del Mundo, un ícono del turismo peruano.
“Sistema anacrónico, sin sustento técnico”
Empresarios de la industria turística señalan que esta decisión carece de planificación y responde a un modelo obsoleto, que no toma en cuenta los estándares globales de gestión turística. «Este nuevo esquema no solo perjudica al turista, también daña la reputación del Perú como destino confiable», denunciaron en un pronunciamiento conjunto.
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El malestar se centra en que no se implementó un sistema de venta 100% virtual, como ya se hace en la mayoría de destinos turísticos de alto nivel. Las consecuencias ya se evidencian: largas colas, desinformación, reventa e informalidad, lo que afecta gravemente la experiencia del visitante.
Un protocolo que no soluciona el problema
El Ministerio ha habilitado cinco ventanillas de venta en Machu Picchu Pueblo, implementado pagos digitales y un sistema informativo en tiempo real para saber cuántos boletos quedan disponibles. Sin embargo, la esencia del problema no ha sido resuelta.
Carlos González, presidente de la Cámara Regional de Turismo, afirmó:
“Siguen haciendo cola en la intemperie, con el fuerte frío que se vive. Este sistema no garantiza el ingreso a la ciudadela ni permite planificar un viaje seguro y eficiente”.
Afecta al turista y encarece la experiencia
Los operadores advierten que la medida obliga a los turistas a quedarse una noche adicional en Machu Picchu Pueblo sin certeza de ingreso, lo que encarece innecesariamente la experiencia y pone en riesgo la satisfacción del visitante. Esto contradice el objetivo de impulsar el turismo receptivo, especialmente tras la crisis por la pandemia.
Una gestión que necesita corrección urgente
Desde el Cusco, se reitera el llamado al Ejecutivo para corregir el rumbo de la gestión del patrimonio y permitir una administración más eficiente, moderna y con enfoque descentralizado. La competitividad turística de la región no puede seguir perdiéndose por decisiones impopulares y mal fundamentadas.
El turismo es motor de desarrollo regional. Machu Picchu no puede seguir siendo víctima de improvisaciones.