Cinco objetos que el papa Francisco utilizó durante su histórica visita a Trujillo en 2018 se conservan con esmero y están disponibles para la contemplación pública. El Arzobispado ha identificado estos elementos como parte de una herencia espiritual invaluable, en especial tras el reciente fallecimiento del Pontífice a los 88 años, ocurrido este lunes por la mañana.
Los recuerdos físicos que nos dejó del papa Francisco
Entre los objetos más simbólicos se encuentra el solideo, esa pequeña gorra blanca usada exclusivamente por los papas, y el cáliz utilizado en la liturgia principal. Ambos, junto con la cama en la que descansó brevemente, están custodiados en el Arzobispado de Trujillo. Estos elementos, ahora silenciosos testigos de un momento trascendental, se han convertido en puntos de interés religioso y cultural para locales y visitantes.
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El altar y la sede empleados durante la multitudinaria misa en Huanchaco, que congregó a más de un millón de fieles, se encuentran en el Seminario San Carlos y San Marcelo, en el distrito de Moche. Allí, en el Santuario Santa María de Guadalupe, se celebran misas diarias y se permite el acceso libre al público desde las 7:00 hasta las 19:00 horas, convirtiéndolo en un centro de peregrinación creciente.
Reliquias del santo padre
La relevancia del Santuario ha crecido exponencialmente tras la muerte del sumo pontífice, atrayendo no solo a mocheros y pobladores cercanos, sino también a fieles de otras provincias. Este espacio, antes cotidiano para seminaristas, se resignifica como un lugar de conexión directa con la memoria viva del papa Francisco, marcado por los objetos que empleó en su única visita a esta región.
Aunque aún no se consideran reliquias, estos objetos poseen una fuerte carga espiritual. Si en algún momento el Papa Francisco llegara a ser canonizado, pasarían a ser reliquias oficiales, con un protocolo de custodia mucho más estricto. Por ahora, quienes deseen acercarse a su legado aún pueden hacerlo libremente, en un Trujillo que guarda con devoción su paso.
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