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PADOMI EsSalud Puno: crónica de un abandono anunciado

Fecha de publicación

En Puno, la enfermedad no espera. Tampoco perdona la improvisación. Y sin embargo, eso es exactamente lo que reciben desde hace años los pacientes afiliados al Programa de Atención Domiciliaria (PADOMI) de EsSalud en el Hospital III Salcedo: improvisación, desorden y abandono institucional.

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La mayoría de ellos lleva más de una década dentro del programa. No son pacientes ambulatorios ni usuarios ocasionales. Son personas dependientes, muchas postradas, con diagnósticos severos, que necesitan continuidad, seguimiento y algo básico: estabilidad. Lo que reciben, según coinciden, es una atención “pésima y deficiente”.

La responsabilidad, señalan sin rodeos, recae en la gerencia de EsSalud Puno y en la dirección del hospital. Ahí donde deberían tomarse decisiones, solo hay silencio.

Un médico solo, 600 pacientes y ninguna herramienta

PADOMI en Puno funciona con un solo médico para atender a más de 600 pacientes, cuando la normativa interna señala que debería haber un médico por cada 100 usuarios. La cifra no es un error. Es una advertencia.

Ese médico trabaja sin movilidad propia, con personal rotativo, sin insumos suficientes y con pedidos que nunca reciben respuesta. Ha solicitado más personal, vehículos y materiales básicos. No ha sido escuchado.

Desde fuera, muchos pacientes creen que el médico no quiere atenderlos. Pero la realidad es más cruda: trabaja con las manos atadas. Sin equipo, sin apoyo, sin respaldo institucional. Y mientras la gerencia no responde, él queda como el rostro visible del colapso.

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Rotación permanente: empezar de cero cada mes

Uno de los reclamos más reiterados es la contratación temporal del personal asistencial. Cada mes cambian la enfermera y el asistente médico. Cada mes, los pacientes tienen que volver a explicar su historia clínica, sus rutinas, sus urgencias.

“Cuando llega una nueva enfermera, todo vuelve a empezar. Mientras tanto, quedamos desatendidos”, relata un paciente que necesita cambio de sonda cada 15 días para evitar infecciones urinarias, además de curaciones constantes por escaras en espalda, glúteos y pies.

PADOMI atiende a parapléjicos, cuadripléjicos, adultos mayores, pacientes oncológicos y personas con enfermedades crónicas o terminales. No es un programa que pueda sobrevivir a la improvisación. La rotación constante rompe cualquier intento de continuidad y multiplica los riesgos.

Sin teléfono, sin respuesta, sin emergencia

PADOMI en Puno no tiene una línea telefónica institucional. No existe un número oficial para emergencias o coordinación. Los pacientes solo cuentan con el número personal del médico.

Pero ese teléfono no siempre responde. No puede. No es una central, es un celular personal saturado de llamadas.

“Cuando tenemos una emergencia no sabemos a quién llamar. Los números cambian porque los contratos duran un mes. Llamamos y nos dicen que ya no trabajan ahí”, cuentan los pacientes.

La desprotección es total.

Farmacia cerrada, insumos tardíos y materiales de mala calidad

La farmacia del Hospital III Salcedo solo entrega insumos para PADOMI los miércoles y jueves. Si algo falla, si no hay stock, si el familiar no alcanza turno, el paciente debe esperar una semana más o comprar los materiales con su propio dinero.

Gasas, guantes, jeringas, sondas Foley, bolsas colectoras, medicamentos. Todo llega tarde o no llega.

Y cuando llega, muchas veces es de mala calidad. Las sondas cambian de color a los pocos días, desprenden mal olor, aumentan el riesgo de infección. No es una queja menor. Es un riesgo directo para la salud.

Sin terapias, sin tomógrafo, sin diagnóstico oportuno

PADOMI no cuenta con terapistas físicos. Los pacientes piden al menos una atención mensual. No es un lujo, es parte del tratamiento.

El tomógrafo del hospital suele estar malogrado o inoperativo. Los exámenes de laboratorio se retrasan por falta de reactivos. Sin imágenes ni análisis actualizados, los diagnósticos se postergan. Y cuando el diagnóstico llega tarde, el daño ya está hecho.

Movilidad insuficiente y vehículos malogrados

El programa cuenta con un solo vehículo operativo y otro prestado de manera ocasional. A veces deben pedir apoyo a otras áreas del hospital. Otras veces, simplemente no hay cómo salir.

Las camionetas se malogran con frecuencia. Los choferes se niegan a trasladar al personal porque no pertenecen a PADOMI. Las visitas llegan tarde o no llegan.

“Si así es la atención en la ciudad, imagínese en las zonas rurales”, advierten los pacientes.

Gerencias que cambian, decisiones que no llegan

En lo que va del año, EsSalud Puno ha tenido cuatro gerentes. Hoy la gestión está a cargo de Juan Carlos Mendoza. Mañana, quién sabe.

La inestabilidad frena contrataciones, retrasa compras y congela decisiones urgentes. Los pacientes denuncian, además, presunta politización en los contratos: puestos asignados por recomendación, no por concurso.

El director del Hospital III Salcedo, Juan Seclén Palacin, también está en el centro de la polémica. Según denuncias recogidas por FORO TV PUNO, médicos del hospital lo califican de prepotente e intratable. La tensión interna es tal que jefes de departamento habrían decidido renunciar en bloque.

Desde que asumió la dirección, el consultorio de PADOMI fue desalojado sin previo aviso. Era un espacio clave para recetas, curaciones y coordinación. Hoy, el programa funciona solo con visitas domiciliarias, sin orden ni explicación oficial.

No es un favor, es un derecho

Los pacientes de PADOMI recuerdan algo básico: no están pidiendo caridad. Están exigiendo el cumplimiento de un derecho adquirido con años de aportes.

Amparados en la Ley General de Salud (Ley N.º 26842), la Ley de Modernización de la Seguridad Social en Salud (Ley N.º 26790) y la normativa de EsSalud, demandan:

  • Contratos estables de personal de enero a diciembre e incremento inmediato de médicos y enfermeras.
  • Una línea telefónica institucional permanente para emergencias y coordinación.
  • Atención en farmacia de lunes a viernes, con insumos de calidad certificada.
  • Movilidad exclusiva y suficiente para PADOMI.
  • Incorporación de especialistas en terapia física, psicología, geriatría, neurología y urología.
  • Garantía de exámenes médicos oportunos y abastecimiento continuo de medicamentos.

“Solo pedimos una atención digna. Nuestros derechos están siendo vulnerados”, repiten.

En Puno, PADOMI no está fallando por falta de pacientes. Está fallando por falta de gestión. Y mientras la gerencia siga mirando a otro lado, el abandono seguirá entrando, puntualmente, a los domicilios.

Lea la nota original aquí o visita el medio El Objetivo

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