La repatriación simbólica de Fernandito Túpac Amaru Bastidas, anunciada con gran pompa por la Municipalidad Provincial del Cusco, debía ser un acto solemne de memoria y justicia histórica. Sin embargo, ha terminado envuelta en controversia y acusaciones de manipulación política. Las recientes aclaraciones difundidas por César Aguilar “Chillico”, voz crítica en el análisis del pensamiento andino y tupacamarista, cuestionan duramente el manejo del proceso por parte del alcalde Luis Pantoja, señalando que se ha privilegiado el rédito político antes que el respeto a la historia.
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A través de un pronunciamiento público, Chillico, cuestiona de manera frontal la narrativa oficial y expone una serie de aclaraciones que desnudan el trasfondo político del acto.
Según Chillico, el evento ha sido utilizado por la gestión del alcalde Pantoja para acumular capital político, invisibilizando décadas de trabajo intelectual y diplomático iniciado en 1984 por Federico García y Pilar Roca, cuando estrenaron la película Túpac Amaru y comenzaron la búsqueda de los restos de sus descendientes. A ellos se sumaron figuras como Ricardo Noriega Salaverry y Aldo Olcese Santonja, hoy fallecidos, cuyo aporte fundamental no fue reconocido en ninguna placa ni acto oficial.
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Chillico también aclara que el discurso municipal omite intencionalmente la participación de estos actores clave, presentando a Pantoja como único gestor. Según el texto, este intento de apropiación simbólica no solo falsea la historia, sino que representa un gesto de oportunismo político que distorsiona el verdadero significado del legado tupacamarista.
Otro punto crítico del pronunciamiento es el cuestionamiento a las declaraciones del alcalde, quien calificó la repatriación como un acto de “sanación de heridas” y “hermanamiento con España”. Para Chillico, tal reconciliación es imposible sin un pedido público de perdón de la Corona española hacia la familia Túpac Amaru Bastidas y hacia los pueblos americanos que sufrieron el dominio colonial. Señalan, además, que en España no hubo ningún acto protocolar con representantes de la Corona ni de autoridades civiles, lo que convierte la idea de “hermanamiento” en una ilusión vacía.
Repatriación simbólica de Fernandito Túpac Amaru: ¿oportunismo político o deuda histórica?
Chillico enfatiza que este acto simbólico fue ejecutado a espaldas de la ciudadanía cusqueña. No hubo convocatoria a la sociedad civil ni a las organizaciones sociales que históricamente han reivindicado la figura de Túpac Amaru. Peor aún, sostienen que el accionar de Pantoja ha provocado divisiones entre localidades tupacamaristas, que siempre estuvieron hermanadas por la memoria rebelde.
El comunicado también recuerda que el alcalde se autoproclama “tupacamarista” mientras respalda al régimen autoritario de Dina Boluarte. Según Chillico, esta contradicción es insostenible: en 2023, el mismo Pantoja se pronunció contra los manifestantes que, en defensa de la democracia, se identificaban con el legado del líder andino. Por ello, advierten que su adhesión al pensamiento tupacamarista no solo es oportunista, sino profundamente ofensiva para la memoria histórica.
En suma, Chillico denuncia que el verdadero espíritu del movimiento libertario de Túpac Amaru ha sido utilizado para fines personales. Y alerta que la memoria de los fundadores de la resistencia andina no puede ser manipulada por quienes, con su accionar político actual, se sitúan en las antípodas de lo que representaron.
La aclaración es contundente: la repatriación simbólica de Fernando Túpac Amaru Bastidas debe ser un acto colectivo, transparente y profundamente respetuoso. No una vitrina para la propaganda municipal. La historia, recuerda Chillico, no es propiedad de los gobernantes de turno. Es una llama viva que exige verdad, justicia y memoria.