«Parece que la única barrera para contra el calentamiento global es la siembra de árboles», postuló el gerente de Sedam Huancayo, Roger Cavero, minutos antes del inicio oficial del proyecto de manejo forestal de 208 hectáreas de pino y la transformación de hongos comestibles, en la comunidad de Acopalcaa, ubicado al este de la ciudad, al borde de uno de los riachuelos que alimentan de agua el río Shullcas.
Es el primer proyecto que la empresa responsable de brindar el servicio agua potable y alcantarillado en Huancayo realiza en retribución a las comunidades donde se ubican las lagunas, bofedales y cuerpos de agua que luego beben las ciudades o usan los agricultores en la parte baja de la sub cuenca del Shullcas.
Han pasado diez años desde que en 2014, la Ley 30215 creó los Mecanismos de Retribución por los Servicios Ecosistémicos (Merese) para que sea Acolpalca la primera comunidad de Huancayo en recibir esta compensación, que llega a ella bajo la forma de un proyecto para el aprovechamiento forestal y la transformación de los hongos comestibles.
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El mecanismo lo explica el presidente del directorio de Sedam Huancayo, Víctor Bullón García: el 2.5% del monto que cada usuario paga por el consumo de agua potable forma parte de este fondo intangible, que debe ser usado de manera exclusiva en proyectos ambientales. En este caso, para conservar los recursos hídricos y retribuir a las comunidades ubicadas en la cabecera de cuenca.
En una primera etapa, el proyecto invertirá 570 mil soles, en el manejo forestal de 40 hectáreas de pinos, sembrados hacer 12 años por Agro Rural y los comuneros. El asesoramiento técnico estará a cargo del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y la mano de obra por los comuneros.
En total, serán invertidos alrededor de 5 millones de soles hasta el 2028.
El trabajo lo explica el administrador técnico forestal Sierra Central del Serfor, Vítor Milla: A los árboles se les aplica una poda para quitarle las ramas innecesarias, lo que permitirá un crecimiento más rápido y robusto, al mismo tiempo de favorecer la cobertura del suelo con vegetación propia de las alturas, y la abundancia de hongos comestibles. Todo ello ayudará a infiltrar el agua de las lluvias en el subsuelo y a retenerlo para ser aprovechado en el periodo de estiaje y enfrentar el déficit hídrico que en el 2023 fue de 5 millones de metros cúbicos, según la Autoridad Nacional del Agua.
Para aprovechar los hongos comestibles, el proyecto financiará la construcción de una planta piloto para el secado y con ayuda del programa Sierra y Selva Exportadora, serán exportados. Así, la comunidad recibirá beneficios económicos por su trabajo ambiental. Ese es el planteamiento.
Por lo pronto, los comuneros recibieron motosierras, serruchos, guantes, equipos de protección personal y otros implementos y comenzaron con la poda de los pinos.
«Regresa en unos tres o cuatro años y vas a ver cómo estarán estos árboles: la cobertura vegetal será muy notable», dice el ingeniero forestal Víctor Milla.
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