- “La minería contribuye significativamente al empleo, ya que por cada puesto de trabajo directo en minería se generan ocho empleos adicionales en otras áreas”, señaló REDES.
Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que, al cierre del tercer trimestre de 2024, la economía cusqueña logró revertir el resultado negativo del segundo trimestre, cerrando con un incremento del 2%, impulsado principalmente por el sector de Transporte (12.8%). Esto, de acuerdo con cifras del Instituto de Estadística e Informática (INEI).
El aumento del sector Transporte respondió, principalmente, a un mayor flujo de pasajeros en el Aeropuerto Internacional Alejandro Velasco Astete. El transporte de gas natural y líquido de gas natural también contribuyó al incremento, al igual que la movilización de pasajeros por ferrocarril y carretera durante el feriado largo por Fiestas Patrias durante el 2024.
Además, el sector minero e hidrocarburos, que había caído un 13.1% en el segundo trimestre, registró un crecimiento del 0.8% gracias al mayor volumen de explotación de líquidos de gas natural y gas natural. Sin embargo, no fue posible una mayor expansión del sector debido, principalmente, a la baja extracción de oro (-37.8%) y molibdeno (-22.2%) y la baja producción de zinc (-41.7%) y plomo (-19.1%).
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“La minería es el principal motor de la economía cusqueña, aportando el 41.8% del PBI regional. Su impacto se extiende a diversos sectores como el transporte, los servicios empresariales y la manufactura de productos metálicos, fomentando el crecimiento de estas industrias. Además, contribuye significativamente al empleo, ya que por cada puesto de trabajo directo en minería se generan ocho empleos adicionales en otras áreas. Esta actividad también impulsa la inversión en infraestructura y tecnología, mejorando la competitividad regional. Asimismo, representa una fuente clave de ingresos fiscales que pueden destinarse a proyectos de desarrollo y bienestar social”, señaló Erick Chuquitapa, economista de REDES.
Por otro lado, el sector que más cayó fue el agropecuario, que se redujo en 11.7%. La presencia de temperaturas desfavorables impactó negativamente en la producción de haba de grano seco y maíz amiláceo, mientras que los incendios forestales afectaron el cultivo de cebada grano y trigo.
Chuquitapa advirtió que la falta de una labor de prevención y capacitación, además de una respuesta deficiente ante las crisis climáticas, continuarán afectando al sector si es que no se mejora en la planificación e inversión por parte del Estado. Además, sostuvo que la región debe mejorar su productividad por hectárea para ser más competitiva.
“Cusco se caracteriza por su diversidad de microclimas y altitudes, que facilita la producción de una variedad de cultivos. Sin embargo, nuestros productos estrella, como la papa y el café, tienen una productividad por hectárea baja en comparación con otros departamentos. Por ejemplo, producimos 14.8 toneladas de papa por hectárea, mientras que La Libertad produce 22.5 e Ica 36.8. Recordemos que la baja productividad dificulta que los ingresos de los agricultores crezcan, incrementando el riesgo de que vivan en condición de pobreza”, explicó.
Un marco económico nacional hacia 2025: Crecimiento y retos de estabilidad
Si observamos el panorama nacional, al cierre del 2024, la economía nacional se vio impulsada principalmente por el aumento de la producción en sectores clave como la minería (+1.8%), la pesca (+25.3%) y sus manufacturas destinadas a la comercialización (+6.6%), lo que resultó en mayores exportaciones, de acuerdo con el Banco Central de Reserva del Perú.
Para el 2025, Chuquitapa señaló que este buen desempeño dependerá de factores clave como condiciones climáticas favorables y un entorno político y económico estable. Entre estos riesgos, precisa que la inseguridad ciudadana puede afectar la estabilidad social y la inversión; los efectos climáticos adversos, como sequías o inundaciones, podrían impactar la producción y el suministro de recursos; y las crisis políticas pueden generar incertidumbre y desconfianza.
“Para impulsar grandes proyectos en Perú, es fundamental mejorar la estabilidad política, fomentar el diálogo social, garantizar un clima de mayor seguridad ciudadana y fortalecer la confianza en nuestras instituciones. El crecimiento económico regional está directamente relacionado con la mejora de la seguridad, un aspecto que debe ser replicado a nivel nacional para generar un ambiente propicio para el desarrollo y la inversión”, concluyó el economista de REDES.