Durante ese evento, Boluarte presentó un Balance de Gestión junto a su gabinete, pero su tono confrontacional marcó la jornada. Las respuestas a los medios reflejaron tensión y hostilidad hacia el periodismo crítico.
La tensión por el silencio prolongado de Boluarte en medios peruanos
Desde entonces, la presidenta profundizó su rechazo hacia el periodismo de investigación. La Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) registró varios discursos donde la mandataria acusó a la prensa peruana de “crear leyendas mediáticas” y de actuar junto a sectores del Ministerio Público para debilitar su gestión.
En declaraciones previas, la jefa de Estado llegó a llamar “terrorismo de imagen” a la cobertura periodística que investiga su gobierno. Estas declaraciones se suman a un entorno donde la libertad de prensa en Perú se enfrenta a barreras crecientes desde el Ejecutivo.
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Según la ANP, el Palacio de Gobierno clasificó como confidencial información de alto interés público. Entre los documentos restringidos se encuentra la bitácora del vehículo presidencial llamado “el cofre”. También se denunciaron restricciones a la labor de periodistas en actividades oficiales.
Durante coberturas en regiones como Cusco, varios reporteros documentaron limitaciones similares. En Lima, se repitieron medidas de confinamiento a periodistas que cubrían actos oficiales. Estas acciones refuerzan el silencio prolongado de Boluarte, que evita responder cuestionamientos abiertos de la prensa en Perú.
La ANP recordó que la presidenta, como autoridad principal del país, debe rendir cuentas. La organización insistió en que los medios representan la voz crítica de la ciudadanía y que la transparencia forma parte del contrato democrático.
El distanciamiento entre el gobierno y la prensa en Perú afecta el derecho ciudadano a informarse. Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en regiones como Cusco, Arequipa y Puno, donde la ciudadanía exige información clara sobre las decisiones que afectan sus territorios.
Al mantener esta actitud de aislamiento, el Ejecutivo debilita la comunicación entre el Estado y la población. El silencio prolongado de Boluarte refleja una crisis en el acceso a la información pública en el Perú.