Lo que debía ser una sesión pública de diálogo sobre la agricultura familiar terminó en una jornada de indignación y repudio popular. El ministro de Agricultura, Ángel Manero Campos, y el congresista fujimorista Raúl Huamán Coronado, fueron expulsados a empujones del local del Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (CC-UNSCH) por ciudadanos ayacuchanos, entre ellos familiares de las víctimas del 15 de diciembre de 2022, quienes aún esperan justicia.
Un clima de tensión desde el inicio
Desde temprano, el ambiente en la Plaza Mayor de Ayacucho se tornó tenso. Grupos de pobladores portaban carteles con frases como “Ayacucho no olvida” y “Ni perdón ni olvido”. A pesar de la presencia policial, el malestar crecía conforme avanzaban las horas. La llegada del ministro Ángel Manero, representante del régimen de Dina Boluarte, encendió los ánimos. Manero acudía a la III Sesión Extraordinaria y II Audiencia Pública Descentralizada de la Comisión Agraria del Congreso, convocada para exponer los avances en beneficio de la agricultura familiar.
Sin embargo, la población no lo recibió como funcionario público, sino como rostro visible de un gobierno que, para muchos, no ha respondido por las muertes ocurridas durante las protestas de 2022. El ingreso del ministro y de los congresistas fue interrumpido por gritos que retumbaban dentro del recinto universitario: ¡Asesinos! ¡Ayacucho no olvida! ¡Ayacucho te repudia! Los gritos provenían principalmente de los familiares de las víctimas del 15 de diciembre, quienes se acercaron para expresar su indignación ante la presencia del ministro y del congresista Raúl Huamán Coronado, integrante de Fuerza Popular. El parlamentario, visiblemente incómodo, optó por no declarar ante la prensa y fue protegido por su seguridad personal mientras el descontento se intensificaba.
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El pueblo los saca del recinto
En cuestión de minutos, el evento se tornó incontrolable. Los asistentes se levantaron de sus asientos, las consignas se mezclaron con empujones, y los funcionarios fueron obligados a abandonar el lugar. El ministro Manero fue rodeado por su equipo de seguridad y conducido a la salida en medio de insultos, empujones y abucheos. Los congresistas que integraban la Comisión Agraria tampoco corrieron mejor suerte. A pesar de los intentos por calmar la situación, el rechazo fue generalizado. Los manifestantes los acompañaron hasta las puertas del recinto, donde exigieron que se retiren de la ciudad.
El repudio no solo se dirigió al ministro de Agricultura. También pesó sobre Raúl Huamán Coronado, quien recientemente fue denunciado por su propio sobrino, Raúl Huamán Peralta, por presuntamente apropiarse de su automóvil y amenazarlo. Para los asistentes, su presencia representaba la impunidad y la soberbia de una clase política que, aseguran, “nunca escucha al pueblo”.
“No queremos corruptos ni asesinos en nuestra tierra”, gritó una mujer, mientras otros levantaban fotografías de sus familiares fallecidos en las protesta. En la Plaza Mayor, los familiares de los caídos improvisaron una vigilia simbólica, recordando que Ayacucho fue una de las regiones más golpeadas por la represión del 15 de diciembre de 2022, donde murieron diez personas durante las manifestaciones contra el gobierno de Dina Boluarte. Más que una expulsión, lo ocurrido fue un acto de memoria colectiva. Ayacucho, tierra que conoce de dolor y resistencia, indicó uno de los manifestantes.
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