El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), a través de ProInversión, adjudicó a la concesionaria Vial del Centro—integrada por Casa y Administración e Hidalgo e Hidalgo—la ejecución de la Carretera Longitudinal de la Sierra Tramo IV, un megaproyecto que busca conectar las regiones de la Mancomunidad de los Andes integradas por Junín, Huancavelica, Cusco, Ica, Ayacucho y Apurímac mediante una vía de 965 kilómetros.
La inversión total asciende a US$ 1.582 millones bajo la modalidad de Asociación Público-Privada (APP), y se estima que beneficiará directamente a 1.6 millones de peruanos. Según el MTC, el objetivo es mejorar la transitabilidad, reducir tiempos y costos de viaje, y dinamizar el comercio, la agricultura y el turismo en el sur y centro del país.
“La Longitudinal unirá pueblos, sueños y oportunidades”, destacó Percy Godoy Medina, gobernador de Apurímac y presidente de la Mancomunidad de los Andes, al remarcar que la obra también incrementará la seguridad vial y fomentará la integración económica.
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Detalles del proyecto
La iniciativa contempla la rehabilitación, mejoramiento y mantenimiento de tramos estratégicos, entre ellos:
- Evitamiento San Clemente (5,2 km).
- Huancayo – Izcuchaca (179,3 km).
- Izcuchaca – Mayocc (179,3 km).
- Mantenimiento en los subtramos Mayocc – Ayacucho – Andahuaylas – Puente Sahuinto y Ayacucho – Huaytará – División Pisco (más de 780 km).
Para el titular del MTC, César Sandoval, se trata de “un acontecimiento histórico”: “Esto no es solo asfalto, sino también una apuesta para cerrar brechas y llevar a las regiones hacia el mundo. Significa inversión, empleo y bienestar”.
Desde el Ministerio de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes sostuvo que el proyecto marca el fin de “años de frustración, estudios inconclusos y decisiones postergadas”, subrayando que el Estado busca recuperar credibilidad en la ejecución de obras públicas.
Una oportunidad, pero también una prueba
Pese al entusiasmo oficial, el reto no es menor. Los antecedentes de retrasos, sobrecostos y deficiencias en grandes obras viales en el Perú obligan a mantener la lupa sobre su ejecución. Además, las comunidades de la zona, que históricamente han reclamado mayor presencia estatal, esperan que los beneficios prometidos no queden solo en discursos.
La adjudicación es un paso importante, pero el verdadero desafío empieza ahora: garantizar que esta carretera no solo se construya, sino que cumpla su propósito de transformar la vida de millones de personas sin repetir los errores del pasado.