En diciembre del 2022, el Congreso del Perú derrocó a Pedro Castillo de la presidencia de la República tras su intento de dar un golpe de Estado, la vicepresidenta Dina Boluarte asumía el poder generando un estallido de protestas en todo el país, las movilizaciones fueron acompañadas de actos de violencia y represión que afectaron a medios de comunicación y periodistas que fueron agredidos mientras cubrían las manifestaciones en Cusco.

La población criticaba la labor del periodismo por el sesgo informativo que mostraban algunos medios. Un ejemplo fue el caso del canal 2 o Compañía de Televisión Cusqueña (CTC) donde el congresista  Alejandro Soto, aparecía cada domingo en «Ronda Política» el programa más sintonizado del medio para criticar al gobierno de Castillo.

Soto trabajó como presentador de noticias en dicho programa y luego de ser electo congresista era el invitado estrella de cada edición. El parlamentario votó a favor de la destitución de Pedro Castillo, generando el rechazo de su audiencia y el canal 2 fue incendiado por una turba. La situación mostró la profunda división y polarización que vivía el país.

Incendio en Canal 2: “Ese día marcó un antes y un después”

Corría el 13 de diciembre y en Cusco se vivía una intensa jornada de protestas. Cientos de manifestantes llegaban desde provincias a la ciudad, corrían voces de anarquía y Cusco empezó a arder.

Un grupo de manifestantes que rechazaban la actuación del congresista Alejandro Soto, atacó la sede del canal 2 de Cusco, donde trabajó como presentador de noticias. El ataque provocó la interrupción de la señal por 15 días, afectando a los periodistas y trabajadores que en total suman 50.

El canal que había apoyado la candidatura al Congreso de Soto, sufrió tres ataques. El primero cuando reventaron la pared de vidrio de su fachada con una pedrada. El segundo cuando un grupo de vándalos saquearon los equipos de su estación radial para prenderles fuego en la pista. En la noche vino un tercer ataque cuando les lanzaron una caja en llamas con un explosivo dentro, según testimonio de uno de los periodistas afectados que labora en CTC.

“Los que vinieron a atacar el canal eran vándalos. Ellos no formaban parte de los dirigentes o gremios, simplemente eran vándalos”, cuenta Víctor Gutiérrez, periodista del noticiero Matutino de CTC.

“En uno de los pisos del edificio vive la familia del gerente, ¿Te imaginas? ¿Que tenía que ver ese niño de 13 años o ese joven de 19 años?, los chicos estaban muy nerviosos porque estaban encerrados”, testifica.

“Después de los ataques, nosotros veníamos a cuidar nuestra herramienta de trabajo, hacíamos guardias de día y de noche. No sabíamos cuál iba ser el destino del canal, porque cada día se caía a pedazos la infraestructura”, agrega el periodista.

No hay detenidos

Aunque denunciaron el hecho, Víctor cuenta que ese día la policía no hizo nada para detener la turba y hasta hoy no hay resultados de las investigaciones. “Hay cuatro jóvenes de Pisaq que en su vehemencia atacaron unidades de trasporte durante las protestas y a ellos si los han detenido inmediatamente y están en la cárcel. Pero de los vándalos que han atacado el canal no se sabe nada.”

Con un nudo en la garganta, Víctor cuenta que uno de sus compañeros ha quedado muy afectado y cada vez que escucha una protesta, cambia de actitud como si retrocediera en el tiempo al día del atentado.

Sin embargo, dice que la adversidad enfrentada ese día los hizo más fuertes y más unidos. “Esa fecha fue como una bisagra, antes éramos compañeros de trabajo, ahora somos familia”, expresa.

Finalmente, el canal volvió a salir al aire, pero las relaciones entre el medio y el congresista no son las mismas. Los trabajadores afectados criticaron públicamente al parlamentario porque jamás se acercó al medio tras el atentado. La respuesta de Alejandro Soto llegó por conducto judicial querellando a dos periodistas de esta casa televisiva por difamación agravada.

Intento de censura a Radio Sicuani

Radio Sicuani pertenece a la iglesia católica y el contexto de polarización hizo que un grupo de personas cuestionen ese vínculo. Tildaron al medio de derechista e intentaron encasillar a sus periodistas como “mermeleros” que no difunden la verdad de la protesta social. Los manifestantes llegaron hasta la puerta de la radio a exigir un espacio para expresar sus reclamos.

Periodistas agredidos en Cusco

Según diversos reportes, al menos 10 periodistas fueron agredidos física, verbal o impedidos de realizar su labor informativa por agentes policiales, manifestantes o grupos afines al gobierno durante las protestas en Cusco. Sufrieron golpes, insultos, amenazas o intentos de arrebatarles sus equipos.

El jueves 6 de enero, la periodista Marcela Nieto del medio Andes TV de Sicuani fue agredida física y verbalmente mientras realizaba un reporte de las largas colas para comprar gas. La acusaron de no apoyar las protestas por evidenciar el desabastecimiento a causa del bloqueo de vías por manifestantes.

El martes 10 de enero, un policía agredió al reportero Néstor Larico, de Nueva TV Nacional, rompiendo el trípode de su cámara. El reportero estaba haciendo un enlace en vivo desde las afueras del aeropuerto, cuando un policía impidió su trabajo. Larico denunció el hecho ante el fiscal Eduardo Poblete, que estaba presente en el lugar. Éste le pidió que apagara su cámara para “aclararle la situación”.

“Yo me sentía indignado porque era un atentado a la libertad de información. Recuerdo que un agente de la policía se me acercó y me dijo que no haga público el video, que íbamos a “solucionar”, insinuando a que me calle. Pero todo estaba en vivo y teníamos más de 5 mil espectadores”, contó.

«Sentía miedo, nadie me iba a defender»

El jueves 12 de enero, la crisis estaba en el pico más alto de tensión. Esa tarde, el periodista Alvin Medina, fue agredido por los “Polos blancos” un grupo de contra manifestantes que, según ellos, promovían la paz. El periodista filmaba las expresiones racistas que este grupo de personas vertían contra los manifestantes que llegaron de provincias.

“A un manifestante le quitan su pancarta y este se tropieza, cae y uno de los “Polos Blancos” lo patea, la policía detiene al que se cayó y yo pido que detengan también al que lo agredió, pero la policía no hizo nada… Un señor con polo blanco me increpa el por qué estaba filmando, otro se suma y me escupe, me llama terrorista, comunista, rojo. Yo sentía miedo porque la policía obedecía a los “polos blancos” y si en ese momento me golpeaban nadie me iba a defender”, expresa Alvin Medina.

«Apaga tu cámara»

El martes 24 de enero, un grupo de manifestantes llegan a Cusco del distrito de Corca y de la provincia de Calca, la tensión de la crisis terminó enfrentándolos con los periodistas.

Juan Becerra, de 71 años, registraba con su celular el recorrido de los manifestantes quienes pretendían impedir el trabajo de los periodistas amenazando con quitarles el celular si no dejaban de filmar.

“Había un disciplinario de la comunidad que estaba con un látigo resguardando el orden de la marcha, pero su función no era reprimir a los periodistas… Me dijo que no le grave que apague mi cámara yo me negué y el me dio con su fuete. Yo reaccioné y le di un cabezazo”, cuenta.

Según narra Juan Becerra, los manifestantes tenían miedo a las cámaras porque otros medios de comunicación reportaban las marchas tergiversando la información y presentaban sus rostros bajo el adjetivo de terroristas.

Luis Abanto, corresponsal de ATV, también fue agredido en esa protesta. “Nos decían prensa vendida, “mermelera” y acusaron al colega Juan de haberlos agredido, lo que es falso”, comenta.

Los periodistas de Cusco lamentaron estos hechos que constituyen una grave violación a la libertad de expresión y la libertad de prensa, derechos fundamentales para el ejercicio del periodismo y para el acceso a la información de la ciudadanía.

Ver video:

La Asociación Nacional de Periodistas (ANP) ha condenado las agresiones y ha exigido a las autoridades garantizar el respeto a su labor. También ha pedido a los manifestantes y grupos políticos no estigmatizar ni hostilizar a los profesionales de la comunicación. Por su parte, el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), protestó por los actos violentos cometidos por la Policía para impedir que la prensa cubra las protestas sociales y exigió a las autoridades ordenar a los efectivos dejar trabajar a la prensa.

Sin embargo, mientras realizaba este reporte, los periodistas también manifestaron que no solo son agredidos en contexto de polarización, sino que también hay otros tipos de maltratos y censura que sufren a diario en Cusco. Pero esa ya es otra historia.