En las segundas vueltas presidenciales de 2011, 2016 y 2021, resaltaron las particularidades de este territorio marcado por profundas desigualdades sociales.
Por: July Villanueva, periodista de la Red Micaelas
El comportamiento electoral en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) – una zona marcada por la inseguridad, la pobreza y la presencia del narcotráfico –, muestra un patrón que rompe cualquier lectura simple. En las segundas vueltas presidenciales de 2011, 2016 y 2021, resaltaron las particularidades de esta región que vota según sus propias dinámicas sociales.
Lejos de responder a una preferencia fija, el voto de este sector de la población no corresponde con el resto de regiones. Sus votantes se expresan con contundencia, aunque a veces de manera contradictoria.
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El VRAEM es un territorio que comprende cinco regiones del país: Ayacucho, Cusco, Junín, Apurímacy Huancavelica. En esta zona han operado históricamente remanentes de Sendero Luminoso y organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas.
Hasta el 2012, el entonces llamado Valle del Río Apurímac y Ene (VRAE) estaba conformado por 32 distritos de cinco provincias de Ayacucho, Cusco, Junín y Huancavelica. Sin embargo, con el Decreto Supremo N.° 112-2017-PCM, la delimitación cambió: hoy el VRAEM comprende 69 distritos, de los cuales 31 están en el ámbito de intervención directa y 38 en el área de influencia.
Elecciones 2011: apoyo masivo a Humala
En 2011, cuando aún se le conocía como VRAE, los electores respaldaron de manera contundente al exmilitar Ollanta Humala (Gana Perú), quien obtuvo el 69.55% de los votos válidos. Su rival, Keiko Fujimori (Fuerza 2011), alcanzó solo el 30.45%, aunque logró imponerse en dos distritos de Junín: Mazamari y Río Tambo.
La participación fue alta —votó el 75.23% del padrón (133,228 electores)— y los votos blancos y nulos fueron mínimos, según la ONPE. Aunque el VRAE representaba apenas el 0.9% del electorado nacional, su comportamiento electoral reveló una tendencias clave.
Elecciones 2016: un giro hacia el fujimorismo
Para 2016, la segunda vuelta presidencial mostró un escenario distinto. En la Zona de Intervención Directa del VRAEM —26 distritos— Keiko Fujimori (Fuerza Popular) obtuvo un claro predominio. PPK solo ganó en tres distritos (Pariahuanca, Santo Domingo de Acobamba e Inkawasi) con el 31.2% de votos, mientras que Fujimori se impuso en los otros 23 con un 58.8%.
En el Ámbito de Influencia —33 distritos de cuatro regiones— el panorama fue más equilibrado: PPK ganó en 16 distritos (52.6%), y Fujimori en 13 (47.4%). Esta elección evidenció que el voto del VRAEM no mantiene lealtades fijas: puede inclinarse a la izquierda o a la derecha según el contexto.

Elecciones 2021: Castillo convierte al VRAEM en bastión electoral
En 2021, Pedro Castillo (Perú Libre) transformó al VRAEM en uno de sus territorios más sólidos. En la zona de intervención directa obtuvo 91,632 votos, equivalentes al 74% de los votos válidos.
Su mensaje de cambio profundo, reivindicación rural y redistribución caló en una región marcada por la precariedad estatal.
En el área de influencia indirecta su apoyo fue aún mayor: 84.26% de votos válidos. En zonas donde la ausencia del Estado es estructural, su discurso encontró un terreno especialmente receptivo.
La constante: los enclaves fujimoristas en Junín
A pesar de los cambios entre una elección y otra, distritos como Río Tambo, Pangoa y Mazamari —todos en Junín— han mantenido un apoyo constante a Keiko Fujimori en 2011, 2016 y 2021. Son enclaves donde el fujimorismo conserva un arraigo persistente que ha sobrevivido a los cambios sociales y demográficos del VRAEM.
Un territorio que vota por supervivencia
Con sus actuales 69 distritos, el VRAEM sigue siendo un espacio donde el voto no se define por ideologías estables, sino por urgencias vitales: presencia estatal, seguridad, oportunidades económicas y reconocimiento social. Allí, cada elección refleja la ausencia histórica del Estado y cómo esta moldea la participación política.
El VRAEM continúa siendo —elección tras elección— un termómetro de las tensiones profundas del país y una demanda permanente por soluciones reales y duraderas.
Este trabajo forma parte del Curso de Especialización en Periodismo y Política: Cobertura en la coyuntura electoral, organizado por la Fundación Gustavo Mohme Llona, IDEA Internacional – Perú y la Pontificia Universidad Católica del Perú – PUCP.


