La histórica ciudadela inca de Machu Picchu dejó de recibir cinco millones de visitantes en los últimos años, un número realmente alarmante. Especialistas coinciden en que la crisis que atraviesa el turismo en Cusco y sus alrededores no solo se debe a la pandemia o a conflictos sociales, sino que también tiene su origen en la falta de avances.
Esto incluye áreas como infraestructura, gestión del destino y una promoción turística deficiente. Existe un consenso entre expertos, quienes consideran que la solución para recuperar el turismo en Cusco y Machu Picchu requiere liderazgo y una decidida acción política. Esto se conversó en el seminario web “Machu Picchu: De la crisis a la oportunidad”, organizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE).
El evento contó con la participación de Roger Valencia, presidente del Instituto Cusqueño de Economía; Juan Stoessel, CEO de Casa Andina; y Carlos Gallardo, gerente general del IPE. Gallardo señaló que Machu Picchu recibió 1.5 millones de visitantes en 2024, una cifra que se encuentra 77 mil visitas por debajo de lo registrado en 2019.
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Según el IPE, este número es cerca de 500 mil visitas menor a la cifra que se hubiera alcanzado si se hubiera mantenido la tendencia previa a la pandemia. Las estimaciones del IPE indican que, entre 2020 y 2024, la ciudadela inca perdió cinco millones de visitas en comparación con su tendencia prepandemia.
Las soluciones para recuperar turismo en Cusco y Machu Picchu requieren inversión y gestión
La falta de inversión en la conectividad e infraestructura ha afectado gravemente la creación de empleo en el departamento de Cusco. De hecho, entre 2019 y 2024, un tercio de los empleos directos e indirectos generados por el turismo se perdió, equivalente a 33 mil puestos de trabajo.
En 2024, la economía cusqueña creció solo 0.8%, pero pudo haber crecido 35% más, a 1.1%, si las llegadas a los hoteles hubieran recuperado su nivel prepandemia. Recién entre enero y mayo de 2025, el número de visitantes a hospedajes se ha igualado al registrado en 2019.
Por otro lado, Roger Valencia advirtió que Machu Picchu enfrenta un claro envejecimiento como destino turístico. Él propuso renovar la imagen, incorporar nuevos atractivos y modernizar la gestión con un enfoque centrado en mejorar la experiencia del visitante.
Juan Stoessel, desde el sector privado, pidió pensar en el largo plazo, señalando que la ciudadela genera unos S/220 millones anualmente solo en boletería. Él lamentó la falta de inversiones relevantes a lo largo de los años. Stoessel recordó que la UNESCO respaldó la implementación de centros de visitantes y la puesta en valor de los caminos incas. Esto demuestra la viabilidad técnica para estos proyectos. Él aseguró que cada dólar invertido se multiplica en empleo para las comunidades.
Carlos Gallardo reflexionó finalmente sobre la oportunidad del turismo, afirmando que sin una gestión eficiente el potencial se pierde. Para el IPE, una solución a esta crisis es urgente para recuperar el turismo en Cusco y Machu Picchu y beneficiar a los miles de ciudadanos peruanos que dependen directamente de esta actividad.