El Censo Nacional 2025 del INEI en Puno enfrenta desafíos preocupantes tras dos días de trabajo pues se indica que censistas han sufrido mordeduras de perros, incluso con heridos graves, y también caídas severas. Esta situación compleja afecta directamente el desarrollo normal de la importante recolección de datos.
Estos incidentes generan preocupación por la seguridad del personal. Además, el jefe departamental del INEI, Edgar Velázquez, confirmó una alta tasa de renuncias. Aproximadamente 150 personas han dejado su puesto, sumándose a los jefes de sección.
Actualmente vienen operando entre 1000 y 1700 censistas en Puno, sin embargo, una cantidad adecuada sería de alrededor de 1924. Velázquez indicó que muchos censistas vienen renunciando debido a la exigencia del trabajo y la mala recepción de algunas personas; las renuncias del personal vienen complicando el cubrir las plazas necesarias.
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Frente a la escasez, se lanzó una nueva convocatoria para censistas en Carabaya y Sandia por lo cual Edgar Velázquez indicó que las inscripciones cerraron anoche, logrando cubrir las vacantes e incluso superar las expectativas de personal requerido.
Para garantizar la seguridad, la Policía Nacional y Seguridad Ciudadana coordinan acciones preventivas ya que las autoridades patrullarán las zonas de trabajo, aunque el acompañamiento individual de cada censista no es posible, se vienen priorizando la vigilancia en áreas peligrosas.
Los censistas poseen una tablet equipada con un botón de pánico, un mecanismo que permite alertar a sus jefes de sección en caso de amenazas y emergencias, además, se recomienda a los censistas trabajar y desplazarse siempre en grupos, nunca solos.
El INEI advierte sobre la suplantación de identidad, ocurrida en censos anteriores dando a conocer que los censistas auténticos visten chaleco, gorra así como una credencial con código QR por lo cual es crucial verificar estos elementos y recordar que no ingresan a las viviendas por seguridad tanto del personal como de los ciudadanos.
Las preguntas del censo son similares a las de 2017; no se consulta sobre ingresos ni gastos. Se recogen datos de la vivienda y del ciudadano, como edad y nivel educativo. El objetivo es censar a toda la población de Puno que, se presume, actualmente supera los 1.2 millones de habitantes.
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