Cada 14 de setiembre, miles de feligreses provenientes de Puno, Arequipa, Tacna, Apurímac y otras regiones de Perú, visitan el santuario del Señor de Huanca, a quien encomiendan salud, trabajo y prosperidad, hay quienes visitan al Taytacha, caminando, otros en movilidad, todos hermanados por una sola consigna, su fe.
PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO DEL SEÑOR DE QOYLLUR RIT’I REGRESA EL 2023 LUEGO DE SUSPENDIDA TRES AÑOS POR PANDEMIA
La festividad del Señor de Huanca, en la actualidad, es una de las manifestaciones religiosas y culturales más importantes de Cusco. La peregrinación al santuario congrega en setiembre de cada año a una multitud de fieles que le rinden culto en una celebración llena de sincretismo religioso e identidad cultural. Todo eso la llevó a recibir en 2014, el titulo de Patrimonio Cultural de la Nación.
El día central de la celebración de la Festividad del Señor de Huanca es el 14 de setiembre. Sin embargo, se realizan algunas actividades religiosas desde el día 4 del mes. Las novenas, que consisten en nueve misas realizadas de manera consecutiva en su honor, son momentos de oración y cánticos religiosos.
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El santuario del Señor de Huanca está ubicado en el distrito San Salvador, de la provincia cusqueña de Calca, en las faldas del apu Pachatusan. El culto al Señor de Huanca refleja tanto en su celebración y en el multitudinario peregrinaje hacia su santuario esta combinación de elementos culturales andinos y occidentales (Jesús de Nazaret).
En la actualidad, miles de peregrinos llegan desde regiones del Sur del país, pero también de otras zonas, llevando representaciones de objetos o anhelos, para que reciban la bendición del Señor de Huanca. Títulos universitarios, casas, vehículos, pedidos de salud y hasta prosperidad en el amor, son algunas de las peticiones que varones y mujeres llevan hasta las faldas del Pachatusan.
Historia del Señor de Huanca
Según testimonios orales, recogidos en el libro Huanca Rumi, en la época colonial un campesino de Chinchero, llamado Diego Quispe, era sometido al trabajo forzado en una mina, donde maltrataban a los indígenas con azotes. Una noche escapó y en su travesía tuvo que cruzar las montañas de Huanca. Estaba pronto a amanecer y buscó refugio en una aglomeración de rocas y se puso a orar.
Antes de salir de su escondite para continuar su camino, una luz lo deslumbró y en ella vio a Jesucristo sangrando por los azotes recibidos. Según el testimonio, Jesús dijo a Diego que lo había escogido para ser su mensajero. Asimismo dijo que ese lugar debía ser un espacio de amor y perdón. Diego permaneció en silencio durante un tiempo, hasta que se animó a guiar a un grupo de peregrinos hasta la zona, acompañados de un sacerdote local.
La historia cuenta que, en el camino, subiendo la montaña, encontraron a Cristo, en una caverna y con sus heridas sangrando. Esta habría sido la primera peregrinación realizada a este lugar. Entonces, el Señor de Huanca se convirtió desde aquel entonces, para sus devotos, en un padre milagroso y el médico que sana todos los dolores. Una pintura de Cristo martirizado, tal como lo describió Diego Quispe, es hoy la venerada imagen del Señor de Huanca.
El Santuario del Señor de Huanca tiene diversos espacios que, en conjunto, constituyen un sistema simbólico sagrado. La Iglesia del Señor de Huanca, el parque Siloé, las pozas de agua considerada medicinal y las celdas, que son pequeñas habitaciones construidas al lado del templo, conforman el santuario.