El arte ancestral de las tablas pintadas de Sarhua atraviesa un momento de expansión. Desde que fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Nación en 2018, su valor simbólico y económico ha crecido de manera significativa, generando mayores ingresos y nuevas oportunidades para los artesanos.
Así lo destacó Marcial Berrocal Evanán, maestro en la línea de tablas pintadas, quien afirmó que la declaratoria marcó un punto de quiebre en la historia de este arte.
“Antes casi no vendíamos, pero desde la declaratoria nuestro arte se valora más y las ventas mejoraron significativamente”, sostuvo.
Actualmente, existe demanda tanto por piezas tradicionales como por versiones adaptadas al turismo. Berrocal explicó que las obras personalizadas pueden tardar hasta dos meses en elaborarse, mientras que las piezas pequeñas —como imanes, aretes y recuerdos— tienen rápida salida en el mercado.
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El reconocimiento también abrió puertas fuera del país. Artesanos sarhuinos han participado en exposiciones en México, Chile y Estados Unidos, donde sus obras tuvieron gran acogida.
“Viajar fue una oportunidad no solo para mostrar nuestras piezas, sino también para posicionar a Ayacucho como cuna del arte”, resaltó.
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