Oswaldo Chanove, el poeta arequipeño cuya voz ha resonado en la escena literaria peruana desde la publicación de su emblemática obra El Héroe y su relación con la heroína en 1983, presenta hoy, 28 de octubre, su más reciente poemario, 4799 pulsaciones por hora. Editado por Álbum del Universo Bacterial, este libro acompaña el curso de un día cualquiera, donde un yo poético reflexiona sobre temas universales como el tiempo, el amor y el infinito. En su propuesta, la vida se convierte en “la distancia más larga entre dos puntos” y la existencia en un truco para ver que no hay dos instantes idénticos. Con versos despojados pero afilados, la voz poética aborda un ejercicio racional que mide el estado constante de la interrogación, revelando un ser solitario y existencial que, con una madurez literaria indiscutible, nos entrega una obra que promete conmover y perdurar. En una entrevista exclusiva para Cusco Post, el autor comparte sus reflexiones sobre este nuevo poemario, subrayando su enfoque en la fugacidad de la vida y la profundidad de sus cuestionamientos.

1.  ¿Qué opinas sobre la calidad en la poesía? ¿Crees que existen criterios objetivos para evaluar un poema como «bueno» o «malo»?, debería existir un escuadrón de la muerte para los malos poetas?

No creo que existan criterios objetivos para evaluar un poema. Todos los intentos que he visto son francamente ejercicios arbitrarios donde el crítico se deja llevar por sus preferencias e intenciones. Hay muy buenos poetas que no cometen errores, pero no logran ser muy trascendentes. En realidad, son muy pocos los que alcanzan el nivel de auténtica grandeza. Creo que César Vallejo, uno de los poetas mayores de la poesía universal, ha escrito poemas cuya resonancia excede nuestro entendimiento, aunque curiosamente su obra es asombrosamente desigual. Era un tipo imperfecto que dentro de sí tenía atrapado a un auténtico genio.

2.    Has mencionado en algunas ocasiones ser una persona antisocial. ¿Cómo concibes esta afirmación con tu interacción con otros, especialmente en el ámbito literario? ¿Crees que la introspección es un elemento fundamental en tu proceso creativo?

Pienso que todos los seres humanos estamos solos, pero cuando alguien toma conciencia de la dimensión de la soledad se convierte oficialmente en un solitario. Y hay que reconocer que es un poco difícil ser solitario porque todos estamos obligados a vivir en medio de una muchedumbre organizada. Lo que entonces tiene que hacer un solitario es intentar imitar a ese monstruo conocido como Una Persona Normal.

Y por otro lado, sí, creo que la introspección es absolutamente elemental. Una vez alguien pintó en una pared que la soledad es el imperio de la conciencia.

3.   La autenticidad es un valor muy apreciado en el mundo del arte. ¿Cómo ves la figura de los impostores y qué opinas sobre aquellos que fingen ser algo que no son?

Si consideramos que para vivir nos hacemos pasar por nosotros mismos, hay que reconocer que esos que se sienten tan orgullosos de ser auténticos no son otra cosa que personas algo superficiales. Reconocer que todos somos unos malditos impostores es el primer paso para aspirar a alguna autenticidad.

4.   En tu última obra se percibe una gran carga emocional y una especie de retrospectiva.  ¿Hasta qué punto tu vida personal influye en tu creación literaria? ¿Cómo equilibras la ficción con la realidad en tus escritos?

La lección es la canoa que usamos algunos para navegar en la realidad. Cuando trabajo un poema soy muy consciente del uso de la carga emocional para elevar la dinámica de ese montón de palabras. Este libro que acabo de publicar es seguramente el libro de un tipo que ha vivido bastante, así es que ya    tocaba asumir ese tono retrospectivo.

5.   La publicación de un libro es un hito importante para cualquier escritor. ¿Cómo pasas el after party? ¿Cómo manejas ese vacío?

Cuando publiqué mi primer libro la euforia no tuvo límites. Pero luego de publicar más de una docena de libros ya no disfruto esa cierta turbulencia. Ahora lo que quiero es volver a mi rutina de aventurero solitario.

La sexta…

6. ¿Qué harías si te ganas la lotería?

 Cuando gane la lotería no daré la vuelta al mundo. No comeré en el restaurante número uno. No me lanzaré de un puente amarrado a una cuerda de fibra sintética. No compraré un avión. Ni un carro. Ni una bicicleta de fibra de carbono. Cuando gane la lotería no besaré a mi amada en la piedra de los siete ángulos. No me instalaré en el piso 84 de un edificio en Manhattan. No invitaré a mis amigos a beber una botella de Blue Label. No gastaré una suma obscena en la librería más hermosa del mundo. Cuando gane la lotería iré por la calle sin saber qué hacer. Una vez más sin saber qué hacer.