El Gobierno de Perú ha extendido el estado de emergencia en el corredor minero vial sur que conecta Apurímac, Cusco y Arequipa. Esta medida, que se extiende por 30 días adicionales desde el 4 de junio, abarca una zona de 500 metros a cada lado de la carretera, según el Decreto Supremo 055-2024-PCM.
Canon y regalías mineras no se invirtieron eficientemente para reducir la pobreza
La Emergencia en Corredor Minero no es un hecho aislado. Se enmarca en un contexto de intervenciones policiales y militares reguladas por normativas específicas que buscan mantener el orden interno. La Policía Nacional del Perú (PNP), con el respaldo de las Fuerzas Armadas, actúa bajo directrices claras para el uso de la fuerza, en un esfuerzo por estabilizar una región marcada por la conflictividad.
Los antecedentes de esta situación se remontan a recientes eventos en Pumamarca, Cotabambas, donde comuneros reportaron acciones violentas por parte de la PNP. La institución, por su parte, justificó su presencia como parte de una operación contra la minería ilegal. Sin embargo, la falta de notificaciones formales a la comunidad ha generado tensiones.
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Enfrentamientos
El área de Sallawi, cercana a Pumamarca, se convirtió en escenario de enfrentamientos el pasado jueves. Melchor Vargas, exdirigente comunal, narró cómo la población intentó repeler a la policía, que respondió con bombas lacrimógenas y perdigones. El saldo de este choque fue de varios heridos, aunque las cifras exactas y los detalles de las lesiones no se han reportado oficialmente.
Este episodio subraya la dificultad de acceder a servicios de salud en momentos de crisis social, especialmente en zonas rurales con alta conflictividad. La Emergencia en Corredor Minero pone de manifiesto la urgencia de abordar las causas profundas de la tensión, así como la necesidad de una comunicación efectiva entre las autoridades y las comunidades afectadas.
Estado de emergencia en corredor minero Apurímac, Cusco y Arequipa
La extensión del estado de emergencia lleva consigo la esperanza de restaurar la calma, pero también plantea interrogantes sobre la gestión de los derechos civiles y la respuesta estatal ante la disidencia social. Mientras tanto, la firma de la presidenta Dina Boluarte en la normativa es un recordatorio de la seriedad con la que el gobierno toma estos asuntos.
La situación en el corredor minero es un microcosmos de los desafíos que enfrenta Perú en su conjunto: la búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo económico, la protección del medio ambiente y los derechos de las comunidades indígenas. La resolución de estos conflictos será determinante para el futuro del país y su gente.