El histórico Vilcas Huamán, conocido principalmente por su imponente legado inca, se encuentra en la cúspide de una transformación gracias al reciente hallazgo del yacimiento arqueológico de Campanayoc Rumi. Este descubrimiento milenario no solo amplía la historia de la provincia en miles de años, sino que también ofrece una oportunidad sin precedentes para revalorizar su patrimonio y generar desarrollo económico sostenible a través del turismo.
Según los arqueólogos Yuri Cavero y Yuichi Matsumoto, directores del Proyecto Arqueológico Campanayoq Rumi, este sitio ceremonial podría ser la pieza clave para convertir Vilcashuamán en un destino capaz de narrar el proceso civilizatorio andino, desde las culturas formativas (como la Chavín) hasta el apogeo inca. Sin embargo, para que esta visión se materialice, es urgente la “sensibilización” de autoridades y la inversión pública que Vilcashuamán no ha visto en décadas.
El Nacimiento de un Centro Ceremonial Milenario
La historia de Campanayoc Rumi se remonta a un reporte de 2002, cuando el arqueólogo Yuri Cavero, junto a Ulises Larrea, se topó con un sitio que claramente no era de origen inca. A pesar del escepticismo inicial del mundo académico, su investigación superficial reveló un vasto material arqueológico del periodo formativo. Las primeras excavaciones formales se llevaron a cabo entre 2007 y 2008, confirmando su antigüedad y revelando una arquitectura monumental. Las excavaciones iniciales descubrieron una escalinata de acceso y una galería con características arquitectónicas muy similares a las de Chavín de Huántar. El sitio se conforma por cuatro plataformas que rodean una plaza cuadrangular hundida, con una extensión de cuatro hectáreas solo en su área monumental. La magnitud de la construcción, que utilizó elementos de piedra que pesan más de una o dos toneladas, evidencia la necesidad de una enorme mano de obra y sugiere que una población de entre 500 y 1,000 personas vivía en sus alrededores.
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Los estudios realizados han permitido establecer una cronología de su desarrollo. En un primer momento, alrededor del 1000 a.C., Campanayoc Rumi ya era un importante núcleo de interacción que articulaba a grupos humanos de la Sierra Centro Sur (como el Valle del Mantaro y Apurímac) y la Costa Sur (Ica y Pisco). Posteriormente, hacia el 800 a.C., el sitio se insertó en la esfera de la cultura Chavín, asumiendo elementos iconográficos y arquitectónicos que ampliaron su red de influencia hasta el norte del Perú.
Un Legado Invalorado: La Singularidad de Vilcas Huamán
Vilcas Huamán ya es, en sí misma, una joya del patrimonio andino, un hecho que, según el arqueólogo Cavero, no es comprendido plenamente por los ayacuchanos y vilquinos. El Ushnu de Vilcas Huamán, por ejemplo, es el único de su tipo que existe en todo el Tahuantinsuyo y podría ser una réplica del Ushnu del Cusco. De igual forma, las ruinas de Pomacocha son únicas en su género, sirviendo como un “palacio veraniego” para la élite incaica. La singularidad de estos sitios es tal que arqueólogos de Cusco, con experiencia en centros incas, se quedaron sorprendidos por el valor del Ushnu y Pomacocha. Sin embargo, la falta de valoración y de inversión se refleja en la situación actual del patrimonio: el Ushnu, por ejemplo, está con un letrero de “en emergencia” que prohíbe el acceso por riesgo de derrumbe. A esto se suma que otras casonas se han construido, afectando el patrimonio monumental de la ciudad. La solución, de acuerdo con Cavero, radica en la “sensibilización, una palabra que lamentablemente no se entiende en su magnitud. El error es pensar que esta sensibilización solo está dirigida a la población. El verdadero desafío es sensibilizar a las autoridades y líderes locales, ya que son ellos quienes tienen la capacidad de generar las políticas de desarrollo y los proyectos de inversión pública. Desde 2002, no se ha desarrollado un solo proyecto de inversión pública con recursos locales para mejorar la situación de Vilcas Huamán, a diferencia del Cusco, que ha invertido de manera constante en sus monumentos arqueológicos”.
Esta dejadez impide que se desarrolle un turismo sostenible, más allá de las temporadas de Semana Santa y Carnavales, que además sufren de un alza desmedida de precios en hoteles, restaurantes y viajes. Ayacucho tiene un gran potencial, pero muy poco para ofrecer a los turistas que buscan algo más que esas dos fechas. El descubrimiento de Campanayoc Rumi es una oportunidad para cambiar esta realidad. El sitio, que merece el apoyo de las autoridades de la municipalidad y del gobierno regional, podría potenciar a Vilcas Huamán para convertirse, con el tiempo, en un auténtico producto turístico que muestre a los visitantes la riqueza de la historia andina desde el periodo Chavín hasta el Inca.
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