Después de más de 40 años de dolor e incertidumbre, el Ministerio Público entregó este fin de semana los restos óseos de seis personas desaparecidas durante el conflicto armado interno, así como 16 perfiles genéticos que permitirán identificar a más víctimas. Esta entrega se realizó en una ceremonia oficial en Ayacucho, marcando un momento profundamente significativo para las familias que por décadas han buscado respuestas.
Los restos pertenecen a víctimas de dos hechos ocurridos en 1983 y 1984, en los sectores de Cauchopampa (Acocro) y Patasucro (Vilcashuamán), donde pobladores fueron detenidos por destacamentos militares tras operativos contra Sendero Luminoso. Según la investigación, varios de ellos fueron torturados, asesinados y enterrados por sus propios familiares tras encontrar sus cuerpos abandonados en caminos rurales.
Una de las víctimas, Jesús Nemecio Urbano Ayala, fue reconocido por sus prendas luego de haber sido hallado en un huayco, junto a sus padres, hermanos y otros comuneros. Todos habían sido llevados a la fuerza a un fortín militar y nunca más volvieron a casa.
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Durante el acto, que se realizó con presencia de fiscales, autoridades locales, forenses y organizaciones de derechos humanos, también se entregaron restos no identificados (NN) y perfiles genéticos del caso Putaccasa-Quichco a la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Estos serán cotejados en los próximos meses para tratar de darles un nombre y devolverlos a sus familias.
La entrega fue encabezada por la fiscal Karenn Obregón Ubaldo y contó con la presencia del presidente de la Junta de Fiscales de Ayacucho, Fritz Espinoza Landeo, además de representantes del Ministerio Público, Cruz Roja y colectivos de familiares.
Este acto representa no solo una reparación simbólica, sino también un llamado a continuar con las búsquedas y a no olvidar a quienes aún esperan ser encontrados. Para muchas familias ayacuchanas, esta es una herida abierta que todavía necesita justicia, verdad y memoria.
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