Pepe Mujica ha muerto. Me parecía otra fake news, otro intento de matarlo antes de tiempo. Pero al rato la BBC, EFE, DW y El País informaron: «Muere José Mujica», «Líderes políticos lamentan la muerte de…», «José Pepe Mujica: adiós al ícono de la austeridad», «Muere a los 89 años…».
Por: José Víctor Salcedo
Murió Pepe Mujica; murió José Alberto Mujica Cordano. Se fue el antiguo guerrillero tupamaro que sobrevivió a seis balazos, que estuvo preso diez años en un pozo infernal de poco más de un metro cuadrado. Ese que después fue diputado, senador y presidente de Uruguay. El que eligió la humildad y una vida austera en una cabañita con jardín y algo más.
Pepe, el que andaba en su Volkswagen Escarabajo celeste del 87; el que les hablaba a los jóvenes, el que les decía cosas que dolían y, al mismo tiempo, despertaban.
«Si sos joven, tenés que saber esto» —dijo en una conferencia— «la vida se te escapa, se te va minuto a minuto, y no podés ir al supermercado y comprar vida. Entonces, luchá por vivirla, por darle contenido a la vida».
-
Recomendados:
- Jaén: Desarticulan banda juvenil “Las Pipiolas” tras presunta extorsión por mototaxi robada
- Protestas en Puno bloquean vías exigen derogatoria leyes y gaseoducto
- Ayacucho: Cuestionan que reducción de la pobreza en la región sea resultado del trabajo del GORE
Pepe, el que estaba convencido de que cada uno podía, hasta cierto punto, ser autor de su propio destino. De que podíamos darle contenido a nuestra vida. Siempre fue claro: el consumismo voraz nos somete y nos vacía sin dejarnos nada.
Pepe Mujica
«Compañeros» —dijo una vez— «nada vale más que la vida. Lucha por la felicidad. Y la felicidad es darle contenido a la vida y no dejar que te la roben».
Pepe, el que casi todo lo sabía y lo decía con esa voz que siempre parecía venir de lejos, pero apuntaba a la mente y al corazón. «Lo imposible cuesta un poco más, y derrotados son solo aquellos que bajan los brazos y se entregan».
Si para Machado se hacía camino al andar, para Pepe lo importante era el camino. No creía en recompensas ni en otros disparates.
«No hay una meta, no hay un arco del triunfo, no hay un paraíso que te recibe, no hay odaliscas que te van a recibir porque moriste en la guerra. No. La quedaste, y punto” —decía, casi recitando— “lo que hay es otra cosa: la hermosura de vivir al tope…».
Pepe, el que nunca perdió la fe en los humanos. «Por jodido que estés, siempre tenés algo para darle a los demás».