Una de las consecuencias de la minería ilegal en el país es la deforestación de los bosques amazónicos. De acuerdo al informe #208 de Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP), desde el 2021 al 2024, se registró la deforestación de más de 30 000 hectáreas de bosque en la zona sur de la Amazonía peruana. Ante esta situación, surgen iniciativas que buscan recuperar las zonas afectadas. Una de las propuestas pertenece al Centro de Innovación Científica Amazónica (Cincia), quienes desde hace ocho años reforestan áreas degradadas por esta actividad. “Nosotros desde el 2016, constituimos Cincia para aportar con conocimiento y evidencia con base en investigaciones científicas que tenga que ver cómo recuperar biodiversidad perdida, afectada, por actividad ilícita como la minería ilegal”, señaló Cesar Ascorra, director de Cincia a Inforegión.
Especies forestales para revalorar bosques
El proyecto de reforestar las zonas degradadas por minería ilegal comenzó en el 2016. En 42 hectáreas afectadas, probaron 70 especies de plantaciones. Del total, 30 respondieron bien y son consideradas ideales para un modelo de restauración, según Ascorra. Entre estas especies se encuentran el shihuahuaco, el huayruro, la caoba, entre otros árboles de madera dura. Para que estas especies funcionaran correctamente se utilizó un modelo de formulación y aplicación de biocarbón para el suelo. A su vez, este proceso puede ser acompañado de fertilización orgánica y compost, que ayudará en el crecimiento de las plantas. “Es una formulación que hemos ido probando diferentes tipos y hemos llegado a una que responde a las condiciones del terreno. El resultado es que, siete años después, lo que antes eran plantas pequeñas de menos de 20 centímetros ahora tienen 20 metros de alto”, dijo el director de Cincia.
Bosques análogos
De acuerdo a Ascorra, algunas de estas zonas se desarrollan bien y atraen fauna, como aves y murciélagos, que a su vez traen semillas que dejan caer, lo que permite que haya mayor regeneración. El director de la entidad indicó que esta nueva zona recuperada es denominada como bosque análogo, ya que “no es un bosque como hubo originalmente, pero funciona como uno”. Explicó que esta área cumple la función de ayudar a recuperar servicios ecosistémicos, fijar el suelo, bajar la temperatura, retener el agua y atraer nuevos organismos.
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Zonas intervenidas
La iniciativa de Cincia comenzó en el 2016 con la intervención de 42 hectáreas repartidas entre las regiones de Madre de Dios y Cusco. Tres años después, el modelo de la entidad fue utilizado en alrededor de 600 hectáreas en la Reserva Nacional Tambopata.
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