Lo que pudo terminar como una tragedia más en las peligrosas rutas del distrito de Los Morochucos, en Cangallo, se transformó en un acto de valentía civil tras la captura de un presunto asaltante de carreteras, quien salvó de ser linchado por los transportistas. Eran casi las 6:50 p. m. del domingo 22 de junio, cuando un auto rojo, que transitaba por la nueva vía a la altura del puente Chama Mayu —en la entrada a la repartición de Chaca Loma—, fue interceptado violentamente por dos sujetos armados.
El ataque ocurrió en una zona que los vecinos ya habían advertido como peligrosa por la constante colocación de piedras gigantes en el camino: una trampa mortal para detener vehículos y despojarlos de sus pertenencias. Según testigos, los facinerosos aparecieron de improviso con armas de fuego y con claras intenciones de robo. Sin embargo, lo que no esperaban era la rápida y decidida reacción del conductor y los pasajeros, quienes, sin pensarlo dos veces, enfrentaron a los atacantes.
En medio del forcejeo, uno de los presuntos asaltantes fue reducido en el lugar. La escena se volvió tensa cuando, al verse acorralado, el detenido suplicó entre sollozos: “¡Qué cosa papá, ¡qué he hecho, ¡qué he hecho!”, intentando una actuación que lejos de convencer, encendió la indignación de los presentes. —“¡Ahí está la piedra que has colocado!”— le gritó uno de los pasajeros, señalando el bloque con el que intentaron causar un accidente, evidencia del modus operandi de la banda.
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Minutos después llegaron los serenos del municipio de Los Morochucos, junto con efectivos de la Policía Nacional del Perú. El detenido fue trasladado a la comisaría local. En tanto, su cómplice logró huir del lugar, pero ya habría sido identificado por los pobladores como “El Gringo”, presunto cabecilla de esta peligrosa banda. Uno de los implicados, aparentemente en estado de ebriedad, fue retenido con violencia por la turba hasta que la presencia policial evitó un linchamiento.
Aunque negó su participación en el atraco, los indicios y testimonios lo comprometerían seriamente. El incidente dejó claro que la delincuencia organizada ha ganado terreno en dicha jurisdicción. Pero también demostró que la ciudadanía, en un acto de desesperación y coraje, está dispuesta a tomar cartas en el asunto cuando la Policía no llega a tiempo.
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